martes, 5 de diciembre de 2023

LA SUMA DE TODAS LAS CÓLERAS. 229

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CAPÍTULO 1

 


"El origen de muchas violencias directas

eran todas esas violencias indirectas

que sistemáticamente reproducen el código de la indiferencia

ante el dolor y de la insolaridad,

que hace tanto o más daño que la violencia física”

Johan Galtung

 

LA SUMA DE TODAS LAS CÓLERAS 

Le llamaban Pirra o sea La Rubia por sus cabellos de un rubio de fuego

 

A extrañas cosas me obligas,

transformaciones de amor 

dan a los Dioses valor

 

Hoy toca escribir sin métrica de esta que es una historia contada hasta en las camionetas que pasan por la cuadra y que junta, en una sola página a mortales y Dioses, revueltos como huevos con tomate y cebolla, ah, y un poco de ajo más orégano, pues los límites suelen ser delgados. La de Aquiles o Aquileo el de los pies ligeros, la del héroe de los tiempos lejanos que prefirió la gloria y la vida en la memoria de los mortales a la inmortalidad. Su historia narrada por Homero en Iliada que data del siglo VII aC, no sólo es una obra que sostiene la literatura y las artes y asomos a la Historia, sino que están plasmados los rincones de la condición humana movida por las pasiones intrínsecas y lo que estas desatan, incluida la triste guerra en su infinita brecha temporal que intenta dar luz a los más oscuros tiempos engullidos por la sombra. Si al comienzo es la huída de Helena, el amor, desamor y despecho lo que mueve a los ejércitos contra Troya, es la muerte de Patroclo de jovial linaje, el íntimo compañero de armas en el campo de batalla lo que lleva a Aquiles, descendiente de Jove a la guerra y la victoria con la pérdida del amor que desata la venganza inmisericorde. Las proezas de este singular semidios pasan en una etapa heróica de la humanidad, cuando los hombres hablaban con los Dioses y ellos se comunicaban con los mortales, lo que ahora no ocurre pues el Dios que la mayoría conoce se acostó a descansar el sétimo día y no ha despertado. En el momento de evocar a quienes vivieron en esas épocas tan atrás a la nuestra, basta el hecho de conocer su relación con el entorno para aprobarlos o censurarlos. Aquiles era audaz, intransigente, berrinchudo y tiende hacia la desmesura, lo domina pasión, peor que una mujer mandona,- y doblegado por ésta se vuelve sordo a cualquier llamado a la razón, sumido en la ira, encuentra las opiniones de los otros no sólo irrelevantes sino insultantes. Homerus basado en la cólera de Aquiles, escribió su épica obra sin tapujos, cuando el poeta simplemente cantó cuán asombrosa es la pasión de esos desordenados aspectos llamados cólera y venganza, que no es el llamado de un ganso a su marido. A su trágica figura debe la Ilíada el no ser solamente un manuscrito de espíritu guerrero primitivo, sino un monumento inmortal, útil para el conocimiento de la vida y del dolor humano. Yo sé que olvidarte es mi derrota, que es como un gallo tapado pasándole la cuenta al corazón que es el que manda en cuestiones de amor. Crassus errare.


“El horizonte no existe, lo fija la mirada, 

es un hilo que se rompe a cada parpadeo”

Alberto Ruy Sánchez

 

            Como el alcohol es malo para la respiración, así que no hay que verter el agua de fuego, sin ser ampuloso pues te hace tocar la guitarra y no importa lo que haces, sino con quien lo haces. Újule, tengo demasiadas cosas en la mochila, pero inicio con la cólera que es la protagonista y, la primer cólera esperando los ataques elementales con derramamiento de bilis hasta vaciar la vesícula, es cuando en las náuseas o nupcias que es lo mismo, de la Diosa Tetis la de los pies argénteos, -que es una ninfa del mar, ​una de las cincuenta nereidas, hijas del anciano Dios de los maresNereo, y de la oceánide Doris, y nieta de la titánide Tetis, con quien se la suele confundir,- versus Peleo, rey de los Mirmidones, que serían los futuros papaces de Aquiles el de los pies ligeros, pero ¡PUNGUCH! no le llegó su invitación a la Diosa Discordia o Eris la de buenas y abundantes carnes, porque se la robaron los hackers en el only fans por lo que no hay que confiar en su palabra y, encolerizada se presentó al asunto con una manzana de oro que sería el trofeo para la más bella de las Diosas, Hera, Elena o Afrodita, en el concurso de Mis Universo Celestial, pero el calientón de Zeus era casado con Hera, Atenea es su hija y Afrodita su cacerola, así que por tibio quedó fuera del ring en el conjuro. Y como no había de otra, llamaron al más bello de todos los mortales, el que más se parecía a un Dios y sólo él podía dar el fallo y escogieron a Paris -que era un putas,- el que no tenía vello en las partes berrendas no debutante en el lecho. Pero como la corrupción campea hasta en los cielos, para que las eligiera, Hera le ofreció el favor de todos los olímpicos. Atenea le ofreció sabiduría y sobre todo virtud al convertirlo en el mejor de los guerreros. Afrodita le ofreció a la más bella de todas las mujeres, tan bella como ella y por eso luego Helena se va ir con él felizona. Pero lleno de astucia Paris rechazo las dos primeras mordidas y se quedó con la tercera, porque los de tránsito no andaban cerca. Por eso se desata la segunda cólera y es repudiado por los Diosas y mortales también, que en ambos casos rebosan de cólera constante contra él. Hasta su hermano Héctor el de la más hermosa figura le echa penca antes de romperse el hocico con Alejandro, desatando la tercera cólera, pues Parisito tiembla y se esconde y por eso le dice: 

 

-“Miserable Paris, el de la más hermosa figura, mujeriego, seductor. Ojalá no te contaras entre el número de los nacidos o hubieras muerto célibe. Yo así lo quisiera y te valdría más que no ser la vergüenza y el oprobio de los tuyos. Los aqueos de larga cabellera se ríen de haberte considerado como un bravo campeón por tu bella figura, cuando no hay en tu pecho ni fuerza ni valor.” Jolagranputa, peor no podría ser esa sentencia del broder. Hera y Atenea poseedoras de la segunda cólera, desatan una cuarta cóleracon su odio panocho, pues odiaban a la sagrada Ilión, a Príamo y a su pueblo por la injuria que Paris -más amigo de prevenir que de ser prevenido,- les infligiera cuando declaró vencedora a la que le ofreció funesta livianidad. Celos mujeriles vanidosos a quien los quiera de calentura de Diosas. Kawabunga. 

 


Tras la batalla con los Titanes, Zeus se repartió el mundo con sus hermanos mayores, Poseidón y Hades, echándoselo a suertes, Zeus consiguió el cielo y el aire, Poseidón las aguas y Hades el mundo de los muertos, el inframundo

 

Como ya son las seis y cuarto y se me hizo tarde, sólo diré que así con una profecía amenazadora Tetis madre de Aquiles, era una ninfa Diosa del mar de quien se habían enamorado los hermanos Zeus, el rey de los Dioses, y Poseidón, el Dios del mar, quienes estaban haciendo hasta guarumo para conquistarla, pero ella con buen ojo rechazó a los dos y Zeus se enfurecido como atolera sin venta, decretó que ella jamás se casaría con ningún Dios. Temis -la del buen consejola encarnación del orden divino, las leyes y las costumbres- y Prometeo -el Titán amigo de los mortales- sabían que era vital para la orden olímpica que ninguno de los dos se casara con ella, pues estaba escrito "que la diosa del mar tendría un hijo principesco, más fuerte que su padre, que empuñaría otra arma en su mano más poderosa que el rayo o el tridente irresistible," algo que no le alegraría a ninguno de los dos dioses del Olimpo, pues la justicia viene en diferentes forma y tamaños dependiendo de la forma del frasco. Así que dando la vuelta, alertaron a los Dioses justo a tiempo, Zeus estaba a punto de hacer suya a Tetis que ya la tenía lista para el caso de puntitas para que no duela, cuando el pajarito lo enteró y, quedó tan preocupado que se aseguró de que se casara con un mortal para que su hijo no pudiera jamás desafiar el poder divino. Mucho de estrategia y nada de sentimientos. El elegido fue Peleo, rey de los guerreros de renombre, los mirmidones, quien, desde el punto de vista de los Dioses, tenía varios réditos a su favor, era el hombre más piadoso del planeta, era lo suficientemente digno como para tener una esposa divina y, más importante aún, era un mortal, así que no podía engendrar un hijo inmortal. Por magnífico que llegara a ser la criatura, su grandeza tendría fin. A lo lejos sonó el trueno cuando el cielo iba a llorar. Buena caza.



“Había una luna grande en medio del mundo”

Juan Rulfo. Pedro Páramo

 

En la telerrealidad usted sólo dígame vaya, y yo salto, porque nunca se ha visto que un pájaro tirarle a una escopeta estando más solo que zapato de vitrina porque el otro está adentro, así que manténgase enfocado porque los sinónimos de la cólera son la ira, la furia y la rabia, emociones que muestran sus colmillos a través de la irritabilidad, la agresividad y la violencia y son de lo  más primitivas y evangelizadas del humano, frecuentes como estafas y respuesta al estrés por la pérdida de control y de predictibilidad, o la preocupación por no poder satisfacer necesidades básicas como hacer de aquellito, caracterizada por un incremento rápido del ritmo cardíaco a son de merengue, de la presión arterial y de los niveles de noradrenalina y adrenalina en sangre, enrojecimiento, sudor mocoso agrio, músculos tiesos y respiración rápida, párpados brincantes, diarrea con la cabeza a dos dedos del verdugo y no es sólo un pié de página en la herencia colectiva. Esto no estaba previsto pero las cosas son como son y no hay más. Gracias por tu servicio.



“Era ardiente porque daba

calores de rojo hogar,

y era sol porque alumbraba

y porque hacía llorar”

Antonio Machado

 

            Entre las amarillentas hojas de mi cuaderno de Ciencias Naturales de sexto primaria guardado con cariño, respeto y admiración, -aunque mi mámá me decía: dejá de estar papalotiando y ponéte a estudiar,- me encontré que en la cola de las cóleras, lacólera quinta está haciendo fila como en los bancos del sistema, con Menelao junto a Agamenón el abúlico sin cacumen hijo de Atreo, quien es despojado de Helena a manos del bello Paris -que le acomodó los calzones para romperle el cántaro- por la huída de esta a la que se le calentaron las esfínteres y pegó el volído junto con el bello y eso generó derramamiento de bilis de la bolsa vesícular en los micénicos y en especial al feo de Menelao el viejo lesbiano, el pasmarote hecho un manojo de laurel y, luego a su carnal Agamenón de cuerpo gorilesco y barba bermeja, que les dolió ahí abajo donde está el amor propio como víctimas expiatorias, con el sortilegio que les amargaba la boca con sabor a derrota. Pero bueno así fue previsto por Afrodita en la celebración de la Miss Universo Celestial. Esos estaban listos. Por eso no te fíes de su palabra en la última angustia pues no es otra cosa que el acta de defunción.



“Primero que el valor faltó la muerte”

Miguel de Cervantes y Saavedra

 

Sufrí lo mío que es una insigne estupidez, una injusticia que subleva mi alma pero con una contingencia fantástica, pues Aquiles el desuellacaras -que bien podría medir tres metros por todo lo que se escribe de él y sin perjudicarle su Rh, como Dios sin cielo- de fuerza descomunal es un semidios hijo de la Diosa Tetis y Peleo el mortal, pero no es más que en realidad un niño, con cualidades de guerrero en combate, que son las mejores entre las tropas aqueas que habían buscado a los mejores pero no encontraron a Chewaka y, que se introduce al mundo adulto a causa del babieca Agamenón, que no era tan rico pero tiraba buenos estoques, más falso que papayo macho, -pues loro viejo no aprende a hablar,- que en un saqueo se apretuja con la bella Criseida hija de Crises sacerdote del flechador Apolo, y Aquilito se amanceba a Briseida la de hermosas mejillas, sin tentarse mucho la ropa, que era más chula que la primera, pero el quasimodo de Agamenón el caliente, no cuenta con que el padre se la reclame y ni modo, como buen ladrón de mujeres se niega a devolverla, así que Crises para mantener el fuerte en orden, suplica a Apolo que caiga una peste de rolla cacariza sobra las tropas aqueas, desastre con funestas consecuencias, hasta que tiene que torcer el brazo y regresarla. Abatido por el tullido. Entonces para aliviarse de flúidos le arrebata a Briseida al de los pies ligeros Aquiles y éste desamarra la sexta cólera, retirándose a su tienda echando espuma por la boca y no precisamente de cerveza y abandonando la batalla por Helena, como víctima propiciatoria, pero deja más claro que el alcohol etílico que los troyanos no le han hecho ultraje alguno y se lo somata en la cara:

            -“No he venido a pelear obligado por los belicosos teucros, pues en nada se me hicieron culpables, sino te seguimos a tí, grandísimo insolente para darte el gusto de vengaros de los troyanos a Menelao y a tí, cara de perro.” Vaya, eso estuvo gruesoPersignáte la boca.


 

Los guerreros micénicos eran un poco mas morenos y oscuros que los griegos actuales y mucho mas pequeños, tenían en promedio 163 centímetros los hombres, y 153 centímetros las mujeres

 

Se decide la muerte cuando elíjes como vivir, pues la cólera se hizo acompañar de un disgusto de índole social por la jerarquía y, esa desigualdad social, pues el encolerizado nuncapierde de Aquiles quebrándose el espinazo, que juraba como griego y bebía como troyano, al que con el ruido de la guerra no oía, pero manifiesta: 

-“Jamás el botín que obtengo es igual al tuyo, aunque la parte más pesada de la impetuosa guerra la sostienen mis manos, tu recompensa al hacerse el reparto, es mucho mayor, y yo vuelvo a mis naves con una pequeña, pero grata, después de haberme cansado en el combate.” Esta bien podría ser la cólera sexta A. De todo se extiende que la personalidad del de los pies ligeros es inmadura y prepotente talvéz, pero más bien obedece al encabronamiento que le hace temblar el ciático, creo, pues no pudo salvar su real gaznate para equilibrar el debe y el haber en el cuaderno de Conta.

Sí, la caza por la popa es más larga con los mejores guerreros de ambos bandos y, Aquiles el de los pies ligeros -que no puede morir cuando él quiera, sino cuando yo lo mate en esta obra de predistigitación, porque aplaudir no cuesta nada,- de los aqueos de hermosas grevas o largos cabellos, se careó con el troyano Héctor el de la bella figura y el flechador Apolo, el Dios de la Luz hijo de Latona la de hermosa cabellera y de ojos vivos, que siempre había auxiliado al segundo de ellos, lo abandonó sin antes haberle advertido, -como mujer astiada de su marido:

-“¡Héctor! Tú corres ahora tras lo que no es posible alcanzar, los corceles del aguerrido Eácida. Difícil es que ninguno, ni de los hombres ni de los Dioses los sujete y sea por ellos llevado, fuera de Aquiles, que tiene una madre inmortal.” Las palabras de Apolotrastocaron en el ánimo del Dios más poderoso del Olimpo, quien en su réplica a la divinidad de la Luz, expuso una de las mayores aristeias de la Guerra de Troya, el triunfo de Aquiles sobre el poderoso Héctor, que fue un crímen político con la derrota inminente de su adversario con la agonía de la victoria, pero fue más allá de la barrera del dolor, a pesar de todos los cadáveres que iban sembrando a su alrededor como nacidos de mancebía. Pero para quedar en regla con la otra vida un pater noster y tres aves marías antes de doblar el pescuezo para abreviar el trámite sin reconciliar su agnóstica alma.



“Pericles, La Suerte y El Destino dan a los hombres todo”

Arquíloco

 

Como la vida está llena de callejones oscuros sin salida a dos cantos de gorrión, la séptima cólera es más cabrona, pues desata la Patroclea, que provoca la muerte de Patroclo de jovial linaje a manos de Héctor el de la hermosa figura y eso hace que con la más sublime de las cóleras Aquiles el de los pies ligeros regrese al combate y, su finalidad es sólo dar conclusión a la estirpe de Príamo rey de Troya, pero en especial con Héctor, para vengar a su amado Patroclo y, no la de ayudar a las tropas aqueas, pues a su paso dejó desolación e innecesarias muertes puntualmente tal y como Dios manda, hasta que consiguió su propósito con la calma digna de quien era o de quien pretendía ser. Hay un mogollón de muertos echando los bofes regados por todos lados y el fuego sin quemarlo todo de forma aterradora, oscura y escalofriante y, el Dios en cuyo nombre los estaban haciendo pedazos sobre el capacete sin modificar mucho el paisaje en una corta luz entre dos noches. El nombre de Aquiles significa sufrir, enlutarquien profiere tristeza y, si no pregúntenle a Licaón cuya muerte es consecuencia de la funesta ira de Aquiles. Pasamos la vida al filo de la muerte porque saber de dónde vienes ayuda a morir y el hombre debe caminar mientras puede, así que no te vayas y déjate querer. ¿Me expresé claramente?



“No hay tratos entre hombres y leones”

Aquiles

 

Buena es la que va y mejor la que viene en el siglo que se pudre, cuando parentesiando aquí esa muerte dolorosa in crescendo para uno, tiene antecedentes, pues cuando Patroclo el del tremolante casco, le introdujo un palmo de acero afilado en el pecho y le quitó la vida a Sarpedón, éste quedó insepulto e irreconocible por la sangre y polvo mezclados a lo largo de su cuerpo y, hasta Héctor le valió un tallo de culantro, pues nada hizo en favor de sus aliados y se desantendió del insepulto rey de Licia, pero raramente, Zeus intercede ante el flechador Apolo para que por medio de los gemelos Sueño y Muerte lo regresen a su tierra untado con ambrosía para que no se pudra y se le erija un túmulo. Así, como compensación celestial como si acechase sus adentros, el del tremolante casco que prefería a los que sabían defenderse puesto a degollar infieles, cayó abatido por Héctor con la infame condición humana que acabó sazonando el asunto y, quien fuera de sí lo despoja de su armadura y armas y se las calza a punto y, no sólo lo arrastra sino que pretende llevarse el cuerpo para que insepulto sea la presa de los nobles y perfectos zopilotes y los chuchos callejeros del barrio, pues nadie se degüella mejor y más a gusto que aquel al que hay que cobrarle los platos rotos y, mejor si es vecino del mismo patio aunque nadie le haya dado candela en ese sepelio. Es sólo un trámite burocrático de higiene familiar. Lo había desasocegado la brutalidad y la omisión de la somatotípica burocrácia pues los premios mueven las cosas del hombre. Fue la cólera octava con buen, viejo y sólido odio entre el monte. Cagüenlasmuelas y los cirios pascuales. Eso dió más expansión al dolor del muchacho complicado en aventuras demenciales. Por eso los marinos navegan, los labradores aran, los monjes rezan, los soldados combaten y las amas de casa echan tortillas. Estaban para ser duros no para ternuras. Y su miedo crecía a medida que hablamos de esto por la alexia, en extensión e intensidad realmente penosas pues el dolor es en gran parte mental, si subyugar a las personas queridas o no con la fuerza avallasadora de la pasión es como amar a las amantes infieles igual que los viejos fantasmas del futuro como espumaderas de olla. Ese es el arte y la ciencia de un inquisidor. Bir mum.

Presentado el caso ante el MP del Cielo, Zeus el que amontona las nubes con una nota de exitación que fue rapidamente aumentando por el factor de seguridad, sentencia:

-“¡Ah mísero! No piensas en la muerte, ya que se haya cerca de tí y, vistes las armas divinas de un hombre valentisimo a quien todos temen. Has muerto a un amigo, tan bueno como fuerte y, le has quitado ingominiosamente la armadura de la cabeza y de los hombros. Más victoria como compensación de que Andrómaca no recibirá de tus manos, volviendo tú del combate, las magníficas armas del hijo de Peleo. Aquí hasta el Dios máximo se zampó la cólera novena y no es rezo de iglesia. Un loco delirante. El dicotómico Héctor el de la bella figura fue sentenciado por Glauco con la cólera décima y hay que reconcerle redaños para mantener vigente el rumor:

-“Muy falto estás del valor que la guerra exige, mientras estuvo con vida Sarpedón prestó grandes servicios a la ciudad y a tí mismo, y ahora no te atreves a apartar de su cadáver a los perros.” Con el olor a la resignación más impotencia de la certeza con el destino irrevocable sudando por los sobacos y, ese es un rasgo nacional, pues en cuestiones de dinero sólo pueden fiarse de los colchones, porque no había juego, ni vida, ni muerte que no tuviera sus reglas y hasta el guaro ayuda a digerirlo o vomitarlo.

Bien lo decía sin ambajes mi buen amigo don Miguel de Cervantes y Saavedra:


“siendo primero en vano ejercitada

la fuerza de sus brazos esforzados,

hasta que al fin, de pocos cansados

dieron la vida al filo de la espada”



Desconocedor del miedo, amante de la lucha, violento 

y hambriento de gloria rasgos de Aquiles

 

Con cambio de página, en la Odisea, Ulises baja a la mansión de Hades y se encuentra con Aquiles el de los pies ligeros que era joven pero no menguado y que todavía se le sentía el olor a calostro en los labios, que en partes parecía bien y en casi todas mejor, porque halcón joven a toda carne se abate, pero como ángeles gemelos y con la cólera undécima de las que sus víctimas fueron incontables, pues para variar no está conforme con su estado paralelo: 

             -“Preferiría ser labrador y servir a otro, o un hombre indigente que tuviera poco caudal para mantenerse, a reinar sobre todos los muertos.”

            Esto es como las que decían desmayarse por ver un ratón, pero se satisfacen de entrar a todo un pelotón de guerreros en la habitación.

 

“Leal vasallo de su rey, su espada

perdona vida a reyes y validos.

Ronda su huella por la encrucijada

donde su rey lo abandona al olvido.”

Al capitán Don Diego Alatriste y Tenorio



¿Para qué mortal no es destino final la muerte?


            Como en esta historia recientísima de muchos siglos y con el aparecimiento de la hija de la Mañana, La Aurora de rosados dedos, fina en la industria de tejer redes en la rifa de las cóleras la duodécima, cuando Aquiles el hedonista, -que no terminaba la batalla incruenta de cinco dedos contra uno,- pero movido en las entrañas y dolido en el tuétano regresa al combate por la muerte de próximo amado Patroclo el del tremolante casco -que no tuvo ni un sólo grano en su adolescencia,- y como si nada trae más pesar a Príamo con la muerte de Licaón que había estado bajo fuego de artillería, que le ruega por su vida abrazado a sus rodillas, pero al pélida le vale tres centavos de jengibre, quien no se conforma sólo con matarlo a sangre vil, hundiendo dos gemes de una peligrosa daga en su costado, sino arroja el cadáver al río para privarlo del entierro y que no suba a alguno de tantos cielos que existen y, no te imaginás la que se va a armar bajo su falda llevando su rencor con nostalgia, como reacios a comer tocino y, para burlarse dice: 

            -“Yaz aquí entre los peces que tranquilos te lamerán la sangre de la herida. No te colocará tu madre en un lecho para llorarte, sino que serás llevado por el vertiginoso Escamandro al vasto seno de mar. Y algún pez, saliendo de las olas a la negrura y encrespada superficie comerá la blanca grasa de Licaón.” Sí, no cabe la mínima incertidumbre los humanos en su dicotomia dual son capaces de lo peor y lo mejor sintiendo en ella los cálidos labios del acero, tajo a tajo apretando el negocio, cegando como guadañas con una lealtad y ferocidad extrema que tienen a punto de honra no rendirse. Tenía oficio en lo de meter mano como buen vivo de espada y estoque y ligero de pies. Pues sí, tu muerte viaja contigo desde siempre, y la mía conmigo, cada cual lleva la suya a cuestas, porque hay tantas muertes como personas cuando se riñe en el umbral de la otra vida. A veces se torna abyecto en la necesidad de sobrevivir a la derrota. Pues más estimado es reloj que da la hora que el que la señala que es lo más me atenaza el ánimo.

 


Hay que reír para no enloquecer

 

-El padre Zeus tomó la balanza de oro, puso en la misma dos suertes de la muerte que tiende a lo largo −la de Aquiles y la de Héctor domador de caballos,- cogió por el medio la balanza, la desplegó y tuvo más peso el día fatal de Héctor, que descendió hasta el Hades. Al instante Febo Apolo desamparó al troyano. Y se consumó la decimotercer cólera, en el auténtico linaje de Aquiles al que pertenece el triunfo, no su caída con cuanta acechona le esperaba en su mundo abreviado que es lo que hace correr un incómodo hormigueo en las ingles y miente como payaso quien diga que no conoce el miedo, que es como filetear un pescado en la oscuridad y, si no quiere, que sepa dónde se encuentra en el día del Juicio. Eso mismo va en el sueldo aunque no se sepa. El Pelida se resuelve ejecutar a Héctor, a como de lugar, en venganza por la muerte de Patroclo el de tremolante casco brillantemente iluminado, que tiempo atrás fue el chulo del barrio, -su amigo íntimo, su marinovio,- con resolución casi heróica, sólo alcanzable en su plenitud trágica, en su conexión con el motivo de su ira y en el vano intento de los aqueos, siempre ásperos, ingobernables y soberbios, de lograr una pronta reconciliación con el berrinchoso Aquiles, que ya había puesto las gallinas a la sombre, quien no se agota en hechos o datos inconmovibles, a pesar de las continuas derrotas sufridas por los suyos defendiéndose con mucha decencia. Libraba una extensa guerra simultánea en varios frentes. Aquiles acuciado por la cólera que le resplandece en la cervíz, rechinando los dientes y, no conforme de haber devuelto golpe por golpe, pues los golpes le llegaban ahora desde todos los ángulos inimaginables y el otro ya no se sentía con fuerzas suficientes para pararlos ni parpadeando, pues defenderse siempre es un duro empeño y, no conforme con haberle dado mastuerzo a Héctor, pensando con el culo con destreza inimaginable, le perforó los tobillos con su espada sin que le temblara el puño y de por ahí lo amarró a su carruaje y lo arrastró haciendo eses por el camino, y nótese que no es con h,- por todos lados y, le dió tres vueltas a la ciudad de las anchas calles, pero alrededor de los muros, ante la mirada de muchos, en la décimo cuarta cólera. Por el poder supremo, misiones gratas, misiones ingratas, acciones equívocas, pues existimos sólo por las divisiones cuando la brecha se ensancha demasiado porque cada cual es un mundo, dado que vivir o morir depende del azar, de dios o del diablo, ordenando el campanario por si vienen cigüeñas.

 

“Y libres de toda culpa

suben a la gloria eterna,

a gozar mayores premios

de los que hay en la tierra”



“Él mismo era una llama. Atraía las miradas porque brillaba”

 

            Como cada cual es para sí y, puto el último, durante la oscurocidad anochecida, los troyanos convocaron una junta de los Ceo´s con el lugarteniente Héctor y, todos aconsejan regresar a la ciudad para protegerse de la ira y la embestida de Aquiles, pero el comandante en jefe consideró por lo menudo la cuestión y al líder le valió tres cuartos de rama de perejil y como mandamás les ordena a los wachalales estarse sosegados en el campamento y ya se les había desgarrado el rancho:

            -“Mañana al apuntar la Aurora, vestiremos la armadura y suscitaremos un reñido combate junto a las cóncavas naves. Y si verdaderamente el divino Aquileo se propone salir del campamento, le pesará tanto más, cuanto más se arriesgue, porque me propongo no huir de él, sino afrontarle en la batalla horrísona; y alcanzará una gran victoria, o seré yo quien la consiga. Que Ares es a todos común y suele causar la muerte del que matar deseaba.” Si pues, ya las tripas habían quedado colgadas de los aparejos como feos adornos navideños sin despertar sospechas de que el gato acechaba la jaula del loro.



"Me bastaba un simple roce o el olor para identificarle; 

y si me quedara ciego, podría reconocerle por el modo en que respiraba 

o en que pisaba el suelo. 

Le reconocería en el fin del mundo, incluso en la muerte"

Escrito en algún lado que no sé cuál es

 

Menos matan las adversidades que la demasiada osadía debido a que los dos sordos a elogios, cada uno el campeón de su bando, luchaban ahora con el coraje de la desesperación, pues Aquiles ansiaba vengar a su amigo, -que como dijo Mommsen, era una mujer de carácter masculino,- mientras que Héctor sabía que el destino de Troya, -hermosa como el paraíso, donde ya se cocinaba el bizcocho- dependía principalmente de sus armas y que mala digestión les dieran los Dioses. El combate fue terrible. Fue contemplado por ambos bandos, y también por el anciano Príamo y las mujeres troyanas desde las murallas. A pesar de la bravura de Héctor, royéndose las uñas a pesar de su habilidad, estaba condenado a morir por el pronóstico proferido, así lo había dispuesto el que amontona las nubes, en la balanza de la vida desde que dejamos de ser anfibios, pues al nomás comenzar el día, Aquiles y los griegos que por no tener escuelas eran la gente más bárbara del mundo, con el valor que no ofusca lo prudente, avanzaron en un silencio que podía cortarse con navaja, empujando a los troyanos a su ciudad, como quien entra por viña vendimiada y todo a cuenta de lo mismo, como que Ícaro fuera cayendo al mar por terco. Tajaban recio o les daban por donde no tiene nombre. Ya daba lo mismo matar, morir o que se cayera la Torre del Reformador. Ya tenían a la mitad de la gente muerta, así que la vengarían con la otra mitad. A Héctor le empiezan a brincar las choquezuelas y el párpado izquierdo, aunque era perro viejo que podía leer las partituras, pero más asustado que político huyendo de la justicia y, se mezcló entre la tropa por consejo del flechador Apolo, pero Aquiles le da mastuerzo aPolidoro hermano de Héctor y, entonces deja de esconderse y entra de nuevo en la refriega, para que le drenaran los malos humores, pero el flechador lo saca del combate, pero en la reculada a la ciudad se queda afuera de las inmensas puertas y ni perezoso corto, o algo así, Aquiles le echa un ojo y lo persigue en su carro y el otro a pié, corren tres vueltas alrededor de los larguísimos muros, hasta que como los Dioses son los que deciden, Atenea en la forma de Deífobo, incita a Héctor a entrarle al asunto y, éste le pide al de los pies ligeros que se honre el cadáver del perdedor, pero el aqueo se niega a cualquier trato, pues así les toca a los deshauciados, porque antes de meter mano hay que pensar cómo te vas a ir. En una fiera lucha de titanes en el ring a dos tiros de flecha del muro, con crueldad por ambos lados, Aquiles por fin en un parpadeo le clava su lanza a Héctor en la base del cuello que era el único lugar desprotegido por la armadura y pagando la loza rota, todo a cuenta de lo mismo. Por fin encontró el hoyito. Desde sus palcos comprados en Todoticket todos los Dioses están gunaquiando porque no tienen nada qué hacer y cada uno tiene su favorito y están apostando. Para que su cólera décimo quinta sea completa, le perfora los tobillos con su espada, pasa un lazo -madeinGuate comprado en la tienda de jarcia de donña Guicha en el Mercado Central de la Cultura,- entre los agujeros y ata las puntas a su carro y va a dar un colazo largo arrastrándolo tres veces alrededor de las largas e inmensas murallas, para avergonzar al rey Príamo y, a Adrómaca la nueva viuda, entre muchas que el occiso había dejado a su paso, -algo que me suena conocido en este territorio que habito,- antes de volver al campamento a llorar ante los restos de Patroclo. Y para ajustar las cartas los griegos patean, escupen en sus partes pudenadas, clavan sus cuchillos y vejan al desnudo occiso. Tras varios días de hacer lo mismo se aparece Tetis, la madre de Aquiles para decirle que no es honrosa la forma en que trata el cadáver de Héctor, como que fuera unicornio en celo. Príamo el veterano de la tribu, recibe una revelación de Zeus en sueños para que vaya en secreto al campamento griego con regalos y, metiéndose en la tienda de Aquiles, que roncaba como si diese el ánima en cada resoplido y se arrojó a sus pies. hasta que Aquilesfinalmente permite que Príamo pague el rescate por el cuerpo para darle las exequias que se obligan en uso. Los Dioses habían protegido contra la corrupción el cuerpo de HéctorPríamo se humilla besando las manos de Aquiles. Emocionado por las lágrimas del anciano, y preparado ahora para hacer caso a sus mejores sentimientos, levantó amablemente al viejo, lo tranquilizó con buenas palabras y cariñito y, no sólo le dio el cuerpo, sino que también le prometió una tregua de unos cuantos días para que ambos ejércitos pudieran quemar a sus muertos en paz. Se celebraron los funerales, se quemaron los cuerpos, se organizaron juegos fúnebres y, cuando la tregua terminó, se reemprendió la larga guerra.  y Héctor recibió las pompas fúnebres en los once días de tregua que se obligaban. Pero al doceavo día, Aquiles montó nuevamente su carro de guerra en dirección a Troya. Cuando alguien muere, la historia que tenía que contar desaparece. Los incapaces nobles insolentes y ambiciosos estaban emputecidos y lo que siguió a continuación no hay pluma que lo escriba, pues en los apretados peligros toda razón se atropella, sin olvidar, por supuesto, al chancho que preño a tal o cual madre. Así que la antigua disciplina sigue poniendo naipes en la mesa sin adornos a pie firme y diente prieto peleando con harta algarabía.

 

Troya o Ilión está situada junto al estrecho de los Dardanelos, 

en la actual Turquía, era una antigua ciudad Anatolia 

situada en el emplazamiento hoy conocido como 

la colina de Hisarlik, en turco colina dotada de fortaleza


CONTINUARÁ...

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