domingo, 25 de junio de 2023

INCITATUS, CÓNSUL Y SACERDOTE, Capítulo 1 de 2. 211

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sergiodeleonlopez

CAPÍTULO 1 de 2

 

INCITATUS

CÓNSUL Y SACERDOTE

 


“Es natural que de vez en cuando se me suba la pólvora al campanario”

AP-R

 

Era el único preferido del emperador y, 

sentía verdadera y mortal devoción religiosa por él 

y le proporcionaba una vida de lujo 

fuera de todo pensamiento humano



Con extraña ligereza estás justo donde debes estar para darle feliz suceso a esto que no es común proverbio, pues cuando el pasado que nunca muere, nadie está a salvo como en una transferencia espectral, dado que para sostener el tema a tratar en esta nueva oportunidad de vida con pleitos dudosos ordenados con toda prudencia, es indispensable tener una relación previa que nos conduzca al pleno conocimiento de la revelación de hoy, porque no se puede esperar otra cosa de la pena con que queda esta visita al recuerdo vaciado en estas hojas y, como no cabe toda hay que hacerla enjuta, pues neuromáticamente, había una vez un imperio muy cabrón al que los otros territorios donde quiera que estuviesen le importaban una mierda y hasta dos, -recuerde que las palabrotas aquí se escriben con fines didácticos,- todo para seguir creciendo, así que hay que recordar por la fuerzas de natura y con el brazo retorcido lo que a mi siempre bien ponderado Gaius Iulius Caesar Augustus Germanicus, el mismísimo cuerpo del sol solazándose con sus doncellas -lo que no es moco de chompipe ni matabacha de culantro,- y sólo para que se den un quemón, esto es algo de su bilirrubina grandilocua en nuestro pasado compartido. Fué alumbrado en toda la redondez de la tierra en un lugar ingrato regado con sudor y unas cuántas gotas de sangre, denominada Anzio, poray del 31 de agosto de a 12 en el calendario Sánchez y De Guise -sólo hace 2011 añejos,- siendo el tercer macilento emperador en línea -pero no la del tren donde abunda el pecado sicalíptico,- y correspondiente al linaje Julio-Claudia y, emperadorió desde el 37 al 41. Tercero de los seis hijos, -porque esa era la única entrentención del momento porque Netflix no había sido inventado,- supervivientes del matrimonio de Germánicus y Agripina la Mayor, hermano de leches de Nerón y Druso y de hermanas Iulia Livia, Iulia Drusila y Agripina la Menor. Sobrino del futuro emperador Claudio. Germánicus su dador de vida, era hijo putativo del emperador Tiberio y, su abuelo de leches Nerón Claudio Druso, pelado antes de tiempo, era el hermanito de Tiberio. Germánicus, su padre de cremas fué el más grande general de todos los románticos. Siendo cachorro Gaius Iulius Caesar Augustus Germanicus lo acompañó en expediciones militares por Germania del 14 al 15, donde lo disfrazaba de legionario y le calzaba sus patas con caligas legionarias diseñadas por Adi Dassler hechas a la talla por Adidas y, así le dieron el apodo, -lo cual prohibe la Biblia y que él odiaba,- de Calígula, que significa según el Amansaburros de la RAE, botitas, botas chiquitas, botillas por aquí. Después de la fiestas en Roma de los triunfales de su padre, se fué con él a Oriente, ay por Zacapa, creo, pero Germánicus murió en Antioquía, en el año 19 y, ya no pudo entrarle al matar muriendo. Asigún el chismoso de Suetonio con mala memoria y que trabajaba para Telediario, fué envenenado por un agente de la SAAS contratado por Tiberio y Miguelito, que veía al general como un peligroso rival político de Winaq, pero Tácito, -al que le faltaba una oreja de ahí nombre de Tacito, taza pequeña, porque era hombre,- da detalles del proceso, condena y suicidio del principal instigador, un senador amigo íntimo de Tiberio, Paulinus Rubius. Pero los ágiles investigadores del Peladero afirman que a los treinta y tres años, Germánicus enfermó de sida según parece por andar metido en los lupanares en la Ochenta Piedra de la Vía Latina en especial el Subura y se fué al más allá y le complicó las cosas a su esposa e hijos. El emperador Tiberio, y su guardia pretoriana y el influyente Sejano, que era una bestia apocalíptica a pesar de ser de manita caída, empezaron a moverle la alfombra a la familia y rascarle el ala al zanate, de Gaius Iulius Caesar Augustus Germanicus, Calígula. Veían a Agripina y a sus dos hijos mayores como posibles rivales políticos del partido Vamos, y acabaron acusándolos de traición ante el Ministerio Público que a velocidad del sonido actuó de oficio. Y sin cuento el imberecundo Tiberio tuvo que ver con sus epitetos soeces, y en Cuestión de Minutos en tres años, los tres estaban en el camposanto con cruz y calavera. Les dió feliz término a costa de sufrir.Gaius Iulius Caesar Augustus Germanicus, Calígula y sus tres hermanas de cuna sobrevivieron, y quedaron bajo la supervisión del Estado Mayor del Ejército. Gaius Iulius Caesar Augustus Germanicus, Calígula le tenía tirria a Tiberio y anhelaba tener vindicta por su madre y hermanos, pues aún había sol en la trinchera, pues gramá-tica es un cesped de Costa Rica. 

 


“Aunque Tiberio fué un estratega prudente en el aspecto militar, 

nunca llegó a sentirse como gobernante. 

Su carácter huraño  y errático dejó un pésimo recuerdo 

en las crónicas romanas y un apelativo halgüeño, 

el más triste de los hombres”

Suetonio

 

Haciendo adecuación del efecto Vertilius que ni Heliogábalo pudo en el piélago como dicho por el oráculo con epilepsia psicótica y aguija, pues después de enterrar a su padre, regresó a Roma a trotemoche, pero le revolvía los hígados al emperador por las extrañas muertes misteriosos de sus parientes. Esto declinó en arreboles con Tiberio, que parecía tener vacíos los aposentos de su cerebro menguado y, casi se lo llevó a tuto con todo y tepalcates trasladándolo con él a Capri, pero no el cine que estuvo en la 8ª calle, sino a la isla, en el año 31 como parte de su séquito donde lo tuvo controlado por seis años y fué nombrado pontifex, aunque no es de estima lo que poco cuesta pues eran disciplinantes y fué como ponerle pólvora a la cólera. Antes de tocar fondo en la fosa fría, Tiberio ordenó rápido, raspado y sin temblor de dedos en la operación mangosta, que el Imperio fuera gobernado de forma conjunta por Gaius Iulius Caesar Augustus Germanicus, Calígula y Tiberio Gemelo, primo de pachas del primero, tal como pasa aquí con el presidente y el vice unidos. Fué a vivir a Roma con su máma hasta que las relaciones entre ella y Tiberio colapsaron por la intervención de Miguelius Martinus, porque no podía permitir que Agripina se casara, ya que su marido se convirtiría en adversario político, -adelante elefante,- y ella y Nerón César fueron exiliados en el año 29  bajo cargos de perfidia, presentados ante el Ministerio Público en expediente sensorial que nos alcanza en mentirosa cuenta.​ Se envió a Gaius Iulius Caesar Augustus Germanicus, Calígula, que era adolescente a vivir con su bisabuela Livia y madre de Tiberio, pero ella dió el mal paso al más allá porque se tropezó en  las gradas de su casa y se quebró la crisma, entonces se fué con su abuela Antonia, la Tona, con respeto, cariño y admiración. En el año 30 Druso César fué encarcelado y Nerón César murió en el exilio, por inanición y la aplicación de cercenas en sus dedos. Suetonio el condicionado, escribe que tras el destierro de su madre y sus hermanos, el cachorro y sus hermanas quedaron prisioneros de Tiberio, sometiéndoseles a vigilancia total soldadesca de parte del glorioso. Como el excelente actor hollywudesco que era, viendo el peligro, decidió metamorfosear el odio ventisquero que tenía al emperador, pero nunca le levantó la mano, sólo el dedo jugando con sus propias pelotas. Tiberio estaba chocho y no tenía la energía ni los ovarios para enfrentarse a un Gaius Iulius Caesar Augustus Germanicus, Calígula que ya apuntaba maneras de absolutistaCuando Tiberio se trasladó a vivir al Hades con ochenta añejos en los lomos, pues después de lanzar una jabalina se quedó seco por unos días, pero despertó cuando ya habían nombrado emperador a Gaius Iulius Caesar Augustus Germanicus, Calígula como el Señor de las Almas y los Lugares, -fin y remate de toda discreción,- así que Novio Sutorio Macrón jefe de los pretorianos, lo ahogó con una almohada y fin de ese pasaje bíblico. Había dos herederos del imperio, nombrados en el 35 por el mismísimo emperador, Tiberio Gemelo su nieto y primo de leches de Gaius Iulius Caesar Augustus Germanicus, Calígula y este mismo, para que no se les olvideCon la ayuda de su guardia pretoriana preferida a cargo de Ricardus Martinus, Gaius Iulius Caesar Augustus Germanicus, Calígula, apartó a Tiberio Gemelo, con simpática persuasión, y fué coronado emperador tras elecciones libres y seguras convocadas por el TSE y la Dora Esmeralda Martínez, a la que curiosamente sus empleados le dicen mamá, reafirmadas por los visores internacionales. Fué recibido con pompa, con incienso, mirra y cuetes de feria, porque era hijo de Germánicus, que había sido muy querido además porque era joven, no había cumplido los veinticinco. Tras los veintitrés largos años de gobierno de Tiberio -hombre huraño que nunca se sintió cómodo en su papel de emperador,- Gaius Iulius Caesar Augustus Germanicus, Calígula era el soplador de carne fresca que necesitaba Roma para avivar el churrasco. El nuevo y flamante comenzó su mandato con medidas afables, hizo reformas políticas y perdonó a los exiliados por el gobierno anterior de Vamos, ante las gestiones de Conamigua. Pero en octubre del año 37, apenas seis meses después de estrenarse en el oficio, cayó presa de una enfermedad muy cabrona nombrada meningitis por un hongo que le transmitió una sexoservidora inmune y, estuvo a punto de chicharrón, pero vió el renacer de su alma que quedó turbada en la inanición de las espuertas y, este susto lo dejó marcado y cambió su forma de ser y actuar por disturbios neuronales pues de tal manera canta el que encanta que es como una guedeja de los cabellos de Medusa. Sospechando que había sido envenenado por el Tiñoso y para entretener el tiempo, desconfió de todos y a dar rienda suelta a la sevicia, porque en la tardanza está el peligro. Para estar seguro de acuerdo a la Ley de la Gravedad dió pena de muerte o exilio al que tuviera pinta de marero peligroso. Entre la lista de supermercado estaba su primo Tiberio Gemelo, que fué santamente ejecutado por suicidiamiento después de un juicio sumarísimo encabezado por el Santo Oficio y la señora de Gerona. Su tío Claudio -que cuatro años después se convertiría en el cuarto emperador de Roma- también estaba en su punto de mira, pero le perdonó la vida y lo recibió con buenas entrañas para burlarse de él. Aunque en el imperio la brutalidad estaba a la orden de la carta, las crónicas sobre el sadismo de Gaius Iulius Caesar Augusturs Germanicus, Calígula están a otro nivel hitleriano, con historias zamoranas tendenciosas, porque nadie de los de arriba es monedita de oro, además que todos los relatos sobre su vida fueron escritos 80 y 180 años después de su muerte quirina y, están llenos de horrores, errores -como la historia nacional oficial,- con malas traducciones y peores interpretaciones y exageraciones de bolillo. Lo soñao no nos quita lo bailao. Aperio oculus.



“Nunca hubo aquí un mejor siervo o un peor amo”

Le Observatore

 El tiempo me ha hecho llegar a ciertas conclusiones poco agradables,” pues como no es de estima lo que poco cuesta, en el año de la edad de Cristo, el 33, Tiberio, -como cucurucho en vísperas de Pascua,- le concedió el cargo de cuestor, el que conservó hasta su nombramiento como emperador y, por esa época murieron casuísticamente en prisión Agripina y Druso, su madre y hermano. Gaius Iulius Caesar Germánicus, Calígula, se casó por la santísima iglesia mormona en ceremonia concelebrada, con Junia Claudila que había nacido en junio pero era mujer y, el sagrado sacramento terminó con el paso al abismo de Bracamonte de ella, durante la parida por un parto utópico al año siguiente y, eso le significó al alto dignatario de la nación ardores de mollejas. Se hizo cuaz del praefectus Sutorio Macro, quien fué buen aliado y, que incitado por Gaius Iulius Caesar Germánicus, Calígula, le echó culas con Tiberio, con su piel tezálica y amojamada, para que no guardara rencor en su corazoón porque eso no es evangélico, hacia el hijo de su viejo rival. Algunos pequeños disturbios en su administración derivaron en crisis económica y una hambruna por el acaparamiento del Cacif y los Yunaites para mantener los precios y, más volando que soplando emprendió un conjunto por razones de estado con reformas administrativas y urbanísticas que acabaron por vaciar el tesoro por múltiples fugas en los chorros de las pilas públicas. Acuciado por las deudas y los cobradores de Elektra y los de las tarjetas de crédito, puso en marcha medidas atormentadas para restablecer las finanzas imperiales, entre las que destacó la de pedir dinero a la plebe en los  pequeños reductos defensivos donde aún era posible atrincherarse como el elíxir de la vida. La más que se conoce del emperador son blasfemias de Suetonio y Dión Casio, cuya objetividad está condicionada o a su vida de patricios. Suetonio redactó su obra ochenta años después de la muerte de Gaius Iulius Caesar GermánicusCalígula y, Dión Casio lo hizo 180 años después. Así que “de paja y heno el mundo está lleno.”

“Si el brasero no calienta, que al menos entibie el frío”

¿Mejor? Hace daño, pues la prensa internacional dirigida por CNN para comandar la opinión pública de los incautos lo describió como el primer emperador que en el momento de su ascensión era admirado por todos y querido por los menos, fué recibido por una gigantesca multitud que lo aclamó en el estadio Mateo Flores, gritando a cuello en galío los apodos de ¡nuestro bebé¡ y ¡nuestra estrella¡ cuando entró en Roma el 29 de marzo. Este amor virtual se debía a que era el hijo del finado Germánicus​ muy amado por la plebe y, por ser el sucesor de Tiberio el Oscuro, cuya época final en el trono había sido terrible para el pueblo dándose de sartenazoz con las bolsas solidarias de la UNE. Se sacrificaron cerca de 160,000 animales entre ratas, coches, iguanas, bueyes y machos cabríos en su honor durante los tres primeros meses de su reinado. Según Filón, que siempre andaba con la espada desenvainada con doble filo, los primeros siete meses del reinado fueron los más felices que había experimentado el Imperio en mucho tiempo. “Face a los homes e los desface.”


Más vale migaja de buey que banquete de rey

A todos los leyentes para que destierren la melancolía y no estén en afugias, toda esta relación necesaria viene al caso porque en estas hojas he hablado, bueno no hablado, tecleado, mucho de los humanos y de sus aventuras y poquito de los otros seres vivientes que habitan en el mundo de este lado, sólo lo he hecho con los hermanos tacuatzines, las zompoponas de mayo, los armados, los chiquirines y los pizotes, así que hoy toca hablar  de los que pisan el terreno con sus cuatro extremidades concluídas en cascos para llevar la fiesta en el caldero. Sí, de los seres que más han ayudado al desarrollo de la humanidad, por ejemplo tan famosos como Bucéfalo de Alejandro Magno, Rocinante del hidalgo Caballero de la Mancha, Babieca de don Cid Campeador, Tiro al Blanco de Buddy, Pegaso de Zéus, Siete Leguas de Pancho Villa, Marengo de Napoleón, Palomo de Simón Bolívar, Tornado del Zorro, Plata del Llanero Solitario, Mister Ed un macho que hablaba, Sombragris de Gandalf, Othar de Atila. Y pa´que no se sienta mal, el Caballo de Troya del que no me olvido y todavía me las debe. Don Ricardo III, Richie para los amigos el reyecito inglish más grande y poderoso de las islas brumosas de entonces, cuando le dieron mastuerzo a Prince su yegua y, un pinche soldado le dijo: 

-“ Si no presto mi yegua, menos mi potranca.”

Y gritaba como plañidera doliente en una batalla: 

-“¡Un caballo, un caballo mi reino por un caballo,”

-al menos que Shekespeare me haya engañado,- cuando de dos riendazos se lo habían bajado del jumento en la batalla de Bosworth Field, hasta que se le atravesó uno que había corcoveado y dado en el suelo a su jinete, así que él se tuvo que quedar con su reino que ya era muy, muy grande, porque caballo que va rápido es difícil de conocer. 

Todo eso está bien pero enfoquémonos, amarremos la zompopa de mayo por el culo con un hilo 10 y, siéntese en su sillón favorito, sírvase un cafecito y un par de champurradas y entrémoslo a lo que nos trujo poray.

 

Ningún fracaso es el último

 

Por el mal influjo de los astros no alineados sabiendo que no es la miel de talnete para la boca de los asnos, se preguntarán, ¿qué tiene que ver toda esa vaina arriba desvelada con el objeto de la discusión? Pues mucho tiene que ver, ya que como todavía no tengo edad para dar consejos, todos están bien, o mejor que bien, pero del que hoy me ocuparé se llamaba Incitatus, el brioso y ya descansa en los brazos del Señor en el mar de cristal con calles de oro y plata del cielo de los caballos. Sí, cuando Gaius Iulius Caesar GermánicusCalígula lo vió por primera vez, cayño rendido a sus cascos y empezó el romance más grande de la historia que ni Sísi pudo llegar a tener.  En estando de campamento Dion Casio, el de los relojes el historiador me contó algunos de los lujos de los que disfrutaba el corcel en cuestión, como una alimentación a base de copos de avena y polvo de oro, -convirtiéndose en el único caballo del mundo que cagaba oro y, recogían su caca para juntar el oro y fundirlo en lingotes- mariscos en especial la langosta con ayioli, calamares en su tinta con arroz, mejillones curtidos en limón, camarones jumbo, huevos de iguana con salsita, médulas de res, ratones crudos y pollo crujiente con papitas de McDonalds, vino Liebe Frau Milch, Mansanilla Torera o Kahlúa importados y a veces piñas coladas, con boquitas de anacates, creo, y otras delicatessen, le facinaba el culantro para el aliento. No se hartaban en darle lo mejor que existiera. Fué creciendo en tamaño y belleza, toda una imagen milagrosa digna de la más alta devoción. Le encantaba que le pusieran mantos de púrpura, el tinte más caro de la Antigua Roma y reservado a la familia imperial y, sus sirvientes, diezyocho en total, lo adornaban a diario con collares y adornos que combinaban con oro y piedras preciosas, joyería fina de marca comprada en la 5ª avenida de NY, para que no luciera desastrado. Sus dos masajistas hacían de sus delicias en su piel dejándolo como nalga de princesa, sus dos estilistas le peinaban con áloes y establecían las nuevas reglas de la moda a diario. Sus dos pedicuristas le mantenían los cascos pulidos con lacas. Sus tres entrenadores lo mantenían a punto de bolita. Tenía su propia villa, La Villa Strangiato en una ínsula de la Vía Apia envidia de Bill Gates y, sus caballerizas estaban construidas y decoradas con planchas de mármol con frisos con pesebres de marfil, con sus sirvientes dedicados exclusivamente a su cuidado y darle gusto en todo, incluído el chef Jamie Oliver aue le proveía de comida saludable. Comía en la misma mesa que el emperador y cuando este hacía brindis en su honor, los demás comensales debían ensartar la barbilla en el esternón si no querían pasar antes de tiempo al Hades y sin cabeza. People is nicese traduce como pipirisnais.

 


El emperador Calígula según los escritores detractores 

pasó a la historia por déspota y cruel, 

pero también por sus numerosas extravagancias de capotillo

 

Como aquí le presupuestamos el hecho no me es posible mantener la secresía por más tiempo, si tomamos en cuenta que los encantadores toman la figura que se les antoja, porque tanto va el agua a la tinaja que de repente se revienta y se vuelve tiestos y, como el tiempo es lo que permite que todo ocurra pero no al mismo tiempo, pues cuando el mohino en un mundo de incertidumbre, Gaius Iulius Caesar Germánicus, apodado Calígula por antonomasia, el botas chiquitas, el tercer emperador, nieto de Nerón, reinició su mandato un 16 de marzo del año 37 échele cuentas, sólo hace 1,986 añicos y, sabiendo que el amor no es sino el apetito de la carne, tenía déficit de percepción del tiempo que hoy se llamaría esquizofrenia, que es una muy buena señal en el país de los sueños, pues un año después se había chupado la fortuna de 3,000 millones de sestercios -a unos US$2,2 cada uno, vuélenle calculadora,- que había heredado de su abuelo Tiberio, al estilo narco o mandatario de la nación, dado que el tiempo es una concesión. Pero ofrecidos al diablo sean los cestercios. Toda una proeza que le llevó a vivir una vida de superfluidad y gastos esplendorosos de todo tipo y sin pagar impuestos porque los de la SAT andaban cazando a los pequeños contribuyentes. Obtuvo el premio mayor de la lotería de los emperadores romanos por la mejor aureola. A los 25 años llegó al puesto, pero ya tenía un carácter de mierda, errático y totalitario de la gran puta, que lo llevó a ser asesinado por la DEA. ¡Gracias por tu vida hermano! Tras su muerte se escribieron muchas enciclopedias sobre sus deseos y vesanias, pero la mejor, si nos fiamos de las fuentes patricias, es la de postular a su cuadrúpedoIncitatus -flor y espejo de los cuadrúpedos y la humanidad- a cónsul y sacerdote, que eran unas de las máximas magistraturas romanas y, para las próximas elecciones de la nación, tal y como lo enseña el Catecismo y el manual de operaciones del TSE. El bicho en cuestión  era el más favorito del emperador, por el que sentía verdadera devoción religiosa por él, hasta con altar y alfombra roja. Fué un mamífero ungulado, perisodáctilo con dedos en pezuña, de sangre caliente, creo, de a un metro cuarentaydos centímetros de alzada, para mantener el centro de gravedad lo más bajo posible y ser más estable en las carreras y las curvas, además de muy rápido pues era de carreras, nacido en un pesebre a partir de una virgen, bautizado, muerto y sepultado y adoctrinado en Hispania. Su exquisita señoría lo consiguió a precio de saldo. Era tan blanco como la nieve, de ojos sensuales, uno gris y el otro marrón, crin lisa, caderas galanas para impulsarce y correr más rápido, bolas y asunto grandes, envidia de cualquier macho y, el ínclito emperador con sus labios cogió parte del premio que merecían sus deseos. Participó en catasumbal carreras en el hipódromo de la capital del Imperio, venciendo ¡oh, sorpresa! en todas ellas. Cayo Julio César Augusto Germánico, Calígula, -traducido al español por open inglish,- dormía en su cama real a su lado la noche antes de una competición y le rascaba el piojito y otras partes y, para que descansara bien se decretaba una noche de procesión del silencio general pues los noctámbulos romanos eran muy ruidosos y ponían el puto regaetón a todo volúmen, pero incumplir esta disposicion divina suponía la pena de transferencia de la vida y los colgaban de los postes de la luz suspendidos del escroto si eran hombres y de las chichis si eran mujeres. De los que quedan en medio de la escala no sé y eso sin mostrar la ira que encerraban las huestes pilosas de sus entrañas. En la única ocasión en la que Incitatus perdió una carrera, por un remanso de brujería íncuba, Gaius Iulius Caesar Germanicus, Calígula ordenó elevar a la gloria de las alturas al auriga conductor del carro lo más lentamente posible subiéndolo de sus partes pudendas ancladas con ganchos de carnicería centímetro a centímetro cada cinco minutos para que meditara en sus faltas y aprendiera las reglas de mercadeo electrónico y, así alargar su arrepentimiento y que le quedara de tarea para la próxima. Y como afirmó el Papa de turno sin descocer su boca, ¡No hay decisiones correctas aquí en Roma! Y si al plasmador del mundo le place, amaba a su caballo con un amor que no podía soportar pues juntos eran un monocigote desarrollado y, con la misma intensidad que despreciaba a los senadores de mierda, -como aquí a los diputados,- a los que mostraba su disfavor cada vez cuando era propicio según el oráculo y el horóscopo virtual de Susan Miller. Según Suetonio que estudio historia en la Upana, anunció su intención de nombrar a Incitatus sacerdote y cónsul de Bitinia, cerca de la actual Turquía a orillas del mar negro, para escarnecer a los senadores y demostrarles que su papel e indignidad le importaban un huevo de tacuatzín y que su caballo Incitatus podía desempeñar perfectamente las mismas funciones que ellos y que no hacían, pero muchísísimo mejor. Lo mismo creo yo. Los dejó expuestos como un pez en un acuario. Si cut erat principio.

 


“No existe un filósofo capaz de comprender tan bien como un caballo”

            

 Como es bien sabido que la verdad adelgaza, siguiendo la ruta de la verguenza rellenando hoyos en la historia mudando los colores del tiempo, porque así no tendré que vender un riñón, pues aquí ante sus amabilísimas, el Circus Máximus -diseñado por Tarquino el Antiguo, el abarraganado descendiente de Noé, el Eterno- el lugar para echarle a las carreras de caballos, que se ubicaba según Google Maps y Waze, entre los montes -aquí referidos a montañas no al que se fuma o se le pone a los frijoles,- Palatino y Aventino, que era tan pequeño que sólo tenía un cupo hasta para 200,000 almas con cuerpo más las almas coladas, cómodamente sentadas en sus butacas ergonómicas y, se podía ampliar con graderíos móviles, pues tan sólo tenía unos 600 metros de largor y 120 de anchor. Las carreras eran a siete vueltas alrededor de la spina-muro que atravesaba la arena del circo de forma longitudinal y que servía de elemento alrededor del cual los carreristas giraban a velocidad a chorro, y tenía altos monumentos y estaban los marcadores de las vueltas,- en sentido contrario a las agujas del reloj, porque vivían en un mundo al revés, para un total de 4,200 metros. Las armas no eran permitidas dentro de la competición, -porque donde menos se piensa salta la liebre,- salvo un cuchillo para cortar las riendas en caso de accidente y que el carro no los arrastrara, lo cual era comidilla competitiva. Ahi se celebraban carreras de caballos, venationes o caza de animales, luchas de gladiadores, pero la guinda de la piña colada eran las carreras de carros chofereadas por aurigas. Al principio sólo participaban dos equipos: rojos, factio russata y blancos factio albata y, Augusto le agregó los azules, factio veneta y los verdes, factio prasina se crearon para Gaius Iulius Augustus Romanicus, Calígula. Sobre la pasión que levantaban los colores, esto cuenta Plinio el Joven que ya tenía años muchos:

-“Se celebraban unos juegos de circo, un género de espectáculos que no me gusta lo más mínimo. Nada nuevo, nada diferente, nada que no sea suficiente haber visto una vez. Por todo ello, me resulta sorprendente que tantos miles de adultos deseen ver una y otra vez con una pasión tan infantil, caballos corriendo y aurigas de pie sobre los carros. Si fuesen atraídos al espectáculo por la velocidad de los caballos o por la habilidad de los aurigas, habría al menos una cierta razón; pero es un color lo que ellos aplauden, es un color lo que ellos aman, y si en plena carrera y en medio de la competición se intercambiasen los colores, este para allí y aquel para aquí, el favor y el entusiasmo de la gente cambiaría igualmente, y abandonarían repentinamente a aquellos famosos aurigas, a aquellos famosos caballos, a los que reconocen a lo lejos, y cuyos nombres aclaman.” (Cartas IX, 6)




Por todo y por cuyo lo cual Incitatus usó por un tiempo el factio prasina

 

Porque pues en cuanto al chofer, el auriga, se consideraba entre lo más bajo que hay en la escala social y igual que el gladiador, el puro lúmpen, era un héroe con capa, el espejo en el que todos se querían mirar, en una extraña dicotomía en la que se admiraba aquello que se menospreciaba, pero se traían un no sé qué de deleite con ellos. Feyo su modo. La mayoría eran esclavos o gente de la más baja estofa, pero muchos aurigas y caballo adquirieron gran fama, convirtiéndose en verdaderas estrellas de Hollywood para el público que los apoyaba con verdadero fanatismo, como en el puto futbol.

CONTINÚA…

sergiodeleonlopez

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