Si el mundo leyera otro gallo nos cantaría de madrugada, así que aquí en esta página gratuita monorote.com te dejo otra historia y, si la lees deja un comentario que hará que siga escribiendo. Puede ser en whatsapp, en la página cuidando de darle publicar, en facebook, instagram. Muchas gracias.
DONDE HAY HUMO NO NECESARIAMENTE HAY FUEGO
No hay quinto malo
Parte uno de dos
“Beberé leche cuando las vacas se alimenten de uvas”
Toulouse Lautrec
Quizás en más de alguna oportunidad te pusieron a realizar algún trabajo difícil y complicado y posiblemente lo superaste, pero a este tipo no le pusieron ni uno, ni dos, sino doce trabajos que hasta los Dioses consideraban imposibles.
Así que escoje tu sitio en este teatro semanal, que la función ya va a empezar con humo espasmódico. Ya se encendieron las luces de emergencia, así que permanezcan sentados con los cinturones puestos.
En este ajuste de cuentas semanales de acceso restringido y, en la oscura claridad de las sombras de la noche, los doce trabajos de Hércules, Heracles para los amigos, -que significa gloria de Hera, la envidia de Charlize Theron y, que en castigo mi buena amiga La Pitia del oráculo de Delfos le obligó a llevar ese nombre como carga,- fueron un conjunto de tareas que él cumplió al servicio del rey mamón de la Argólida, Euristeo, que era su primo sanguíneo.
Como no podía hacerme falta, ¡RAS! escucho en las bocinas O Fortuna (Carmina Burana) de Carl Orff , majestuosa, que señala el destino inevitable en un inicio y destino marcado por los dioses.
https://www.youtube.com/watch?v=GXFSK0ogeg4&list=RDGXFSK0ogeg4&start_radio=1
Y para seguir en cuestión, Gladiator, Now We Are Free de Hans Zimmer que evoca la grandeza y el peso del héroe.
https://www.youtube.com/watch?v=mQQKZ5cgybU&list=RDmQQKZ5cgybU&start_radio=1
¿Por qué fastidios Heracles, -que es su nombre original en griego,- debió cumplir estos trabajos?
Porque los problemas le seguían como las moscas a la mierda.
*Hera la reina de los Dioses y Diosa del matrimonio, de las mujeres, de la crianza, de los alumbramientos y nodriza de los niños, -hija de los Titanes Rea y Cronos, inmortal y con la capacidad de bendecir y maldecir a sus oponentes, celosa, violenta y vengativa sin dar puntada en falso, lo que la hacía menos atractiva con fuerza histérica,- sentía celos hasta del roce de las sábanas y por si fuera poco, de Heracles, al que trataba de suavizarle la lenteja en la oclocracia, pues su insaciable marido, quien le vió la aureola de la popa a Alcmena mientras se bañaba -que era una princesa hija del rey Electrión, nieta de Perseo y Andrómeda, que luego se convirtió en la reina de Tebas,- y la tomó con el contador en cero, enseñándole como se le mete el agua al coco, la cepilló medio a la fuerza y la dejó medio escorada y, para el efecto hizo una singular transformación igual al esposo de Alcmena para engañarla mientras Anfitrión su esposo estaba luchando en la guerra contra Atenas.
Al día siguiente, el verdadero Anfitrión sin dejarle descanso a la pobre, la embarazó de Ificles, de modo que fueron concebidos mellizos medio hermanos con un día de diferencia. Por petición de Hera, Ilitía, Diosa de los partos, una frenóloga, adelantó el alumbramiento de Euristeo, que nació sietemesino y, a la vez, demoró el parto de Heracles, que nació con diez meses de gestación.
Alcmena con olietas de aire dio a luz a los mellizos. Al hijo de Zeus, el mayor, lo llamó Alcides, que significa fuerza o fuerte y a su medio hermano lo llamó Ificles. Heracles fue llamado Alcides hasta que le encomendaron los doce trabajos en su vida adulta.
Una de las magnanimidades de la mujer es ceder.
Después del día de la boda el padre debe contar los días hasta el nacimiento del nuevo ser y si no cuadra es que hubo tigre enjaulado.
En la oscura sombra de la noche la mujer acecha al hombre lo mismo que al pollo.
Con Alcmena como maniquí de escaparate, tuvo tres vástagos, vástagas creo que no tuvo, no estoy seguro y éstos fueron a Terímaco, Creontiades y Deicoonte y varios otros con varias otras, como Hilo con Deyanira.
*Su padre el filiforme Cronos rodeado de carne herida se la comió al nacer a grandes mordidas por la profecía que anunciaba que uno de sus hijos le arrebataría el trono y también se tragó a sus otros hermanos, como que ya era el tiempo de mortificación de los muertos. Ella, engañada por Zeus, éste amamantó a Heracles sin saber quién era el niño, así que ella se lo quitó de un tirón y al hacerlo le salió un chorro de leche zeústica que formó nada menos que la Vía Láctea, pues cada quien brinca como puede y que el tonto se calce a la más fea.
Zeus auguró que su hijo reinaría en un solo paquete sobre Argólida, Argos, Micenas, Tirinto y Midea. Celosa, su esposa Hera con sus ojos helados y obsesivos destinó que fuese el primo del héroe, Euristeo, quien gobernase la región.
Dotado de fuerza divina, Heracles llamó la atención de todos. Su gloria fue incontestable tras vencer con sus propias manos a Ergino, rey de Orcómeno, victoria que liberó a Tebas de pagar tributos a aquel. En agradecimiento, el rey de Tebas, Creonte, le dio como esposa a su hija Megara. Los esposos tuvieron varios hijos. Por su parte, su medio hermano, Ificles, tuvo dos.
En el escorzo, de paso Zeus convirtió a la Diosa bruja Hera en madrastra y eso le erizaba los pelos. Ser hijo de Zeus con una mortal y, para perjudicarlo, favorecía a Euristeo rey de la Argólida, primo del perjudicado quien le obligará por su influjo a realizar las doce tareas. Así que como no le gustaba la venganza, sí la desquitanza, Hera indujo a Heracles a un ataque de locura para que asesinara a su esposa, a sus tres hijos y dos sobrinos, convirtiéndolo en un parricida. Eso lo hizo parecer un cañón cargado listo para disparar en esta inextricable historia de este semanal con elipsis.
Una vez muertos, Hera permitió que la locura desapareciera para que pudiera ver con sus propios ojos lo que había hecho.
La vulgaridad de morir no le podía ocurrir a él.
Así conoció la ingratitud, la desventura y la injusticia serena.
Pero para mi descargo, los trabajos se los endosaron como una purga de sus culpas y una forma de obligarlo a reconocer la autoridad de Euristeo -el filiforme inicuo pintado de viruelas, con bocanadas de bilis transgénicas,- que era hijo de Esténelo y Nicipe, por tanto primo hermano de Heracles de puro capirote.
Volveré en cinco, no se vayan.
“La sangre gotea hasta la cadera y empapa por dentro el pantalón”
La carta esférica
El ratón cogiendo al gato.
Si todo está mal arreglado, nada encaja en el temor del día de mañana.
Con una mirada siniestra con subtítulos y con más cólera que violencia ese Dios jefe de los Dioses volvió incestuosa a Hera porque simplemente era su hermana y le parió cuatro hijos a saber, Ares el agresivo Dios de la guerra, Hebe Diosa de la juventud y copera del Olimpo que se casó con Heracles tras su divinización, Ilitia Diosa de los partos, Eris Diosa de la discordia y Hefesto Dios de la forja.
Y de paso creó la endogamia.
Hera tenía la capacidad de engendrar hijos sin necesidad de copular con ningún ser natural o sobrenatural, visible o no. Era de las que muerden con la boquita cerrada.
“No hay más peligro que el que corre una estrella en boca de una nube”
Los Miserables, Victor Hugo
Aunque lo mismo se muere explotado que aplastado con éstos doce chancesitos que le impuso Euristeo -que era tan torpe como un pato y que se la traían bastante floja al filo del coma etílico,- con su tisis social llamada miseria con su aspecto dolorido y aire amenazador, con una excrecencia enfermiza para que supuestamente lavara sus culpas de parricidio.
Comparado con las mujeres, las huellas que le dejaban las cicatrices eran invisibles.
Heracles que no sabía caer, no cayó nunca, resbaló pero no cayó como muchos querían, escoltado por su sombra.
“Nada se ve de noche
y se anda a troche y moche;
de día se ve claro
y el tropezar es raro”
Gavroche
En muchas infinitas veces, los Doce Trabajos de Heracles en griego, -inextricables, tortuosos y colosales,- como en el momento tenebroso en que chocan dos nubes, pruebas heróicas famosas que fueron impuestos como castigo y expiación por un crimen terrible inducido, que cometió sin querer, matar a su esposa Mégara a sus hijos y dos sobrinos, en un arrebato de loquera inducido por la Diosa Hera, -que cuando estaba en sus días de sangre con blancura linfática se ponía vocinglera y más fea que cualquier monstruo mitológico,- que lo odiaba por ser hijo de Zeus con una mortal que era más chula que ella. Para purificarse y redimir su culpa, La Pitia del oráculo de Delfos le ordenó servir al rey terraplanista Euristeo durante doce años, quien le impuso trabajos imposibles según él para apacharle los corchetes como el borrego que se hizo su compadre con impetuosidad desconocida. Esa docena de ceremonias fueron cronometradas por los representantes de la ONU y la OTAN. Trabajos que bastaron para templarle la flauta, sin solidaridad social bailando el son con ritmo de 6x8
Estos son los 12 trabajos redimitorios
1. El león de Nemea
Con la fuerza y ferocidad de la música épica de Hans Zimmer en The Battle de Gladiator me lo figuré con la intensidad de los tambores y cuerdas que capturan la brutal lucha contra el león invulnerable.
https://www.youtube.com/watch?v=I-YYZiJvwpc&list=RDI-YYZiJvwpc&start_radio=1
La sombra me asombra pues la tarea era matar a un león con piel invulnerable, que simboliza la fuerza bruta y el dominio de la naturaleza salvaje. El tal león era hijo de Tifón y de Equidna, pareja ésta que son los padres de todos los monstruos famosos, Cerbero, la Hidra de Lerna, la Quimera, la Serpiente Ladón, la Esfinge, la Gorgona. Menuda familita. También el leoncito era hijo de Zeus y Selene, -que no se acordaba cuando fue la última vez que le vino,- pues se quedó hasta las tabas de la belleza de la Diosa de la Luna y, así, engendraron a una criatura magnífica en las profundidades del abismo, que estrepitosamente descendió a la Tierra en brazos de su madre una noche de luna llena y, entonces Zeus creó la constelación de Leo, para honrar la tenaz lucha de su hijo humano y para recordar al hijo que tuvo con Selene, el león más poderoso del mundo. No era un animal cualquiera, era gigantesco de 1.60 metros de alto y con una piel más dura que el alma de la vecina con su voz tan neutra que parece el noticiero de la tevé con fatalismo atávico, que lo único que tiene constante es la regla cada 28 días, -casi duele mirarla,- que podía resistir el ataque de cualquier arma, sus garras eran mortíferas y su rugido helaba la sangre del más pintado. El animal se avecindó en Nemea, ciudad situada al norte de Micenas, en la Argólide, donde la población de la zona vivía aterrorizada por este animal invencible, tan peligroso como los cañones del enemigo.
La profecía se hizo realidad y sus palabras hechos.
El león de Nemea del griego Neméos-léōn, un monstruo atroz que era ciudadano de Nemea, a quien las armas no podían hacerle daño ya que su pelaje dorado era inmune a los ataques. Sus garras eran más afiladas que las espadas mortales y podía cortar cualquier armadura. Los leones actuales no son parte de la fauna griega o europea de hoy, pero según Herodoto, existían las poblaciones de leones en la antigua Grecia, hasta que se extinguieron misteriosamente en el 100 aC.
El león de Nemea secuestraba a mujeres sin prisas ni agobios, las llevaba a su madriguera en una cueva cerca de Nemea y luego las abusaba sin perder la cordura de su carácter y, así atraía a los guerreros que buscaban salvar a las mujeres, en esos lugares donde los maridos todavía velaban por la virtud de sus mujeres y, una vez que estaban cerca, las mujeres se transformaban en un león y mataban a los guerreros, devorando sus restos y entregando los huesos a Hades quien los exponía al sol hasta que se blanquearan, con el virus que corrompe los corazones y que pudre a los humanos en el tiempo de la mortificación de los muertos, sin dejar de fornicarse a la marrana, en una caravana de esqueletos.
“Pues también los sioux van al cielo o a donde carajo vayan cuando palman
en la gracia de Manitou”
AP-R-Soldadito español. Artículo
Heracles vagó por la zona hasta que llegó a la ciudad de Cleonas. Allí conoció a Molorco, un pastor a quien el león le mató un hijo y, que le dijo que si mataba al león de Nemea y volvía vivo en treinta días él mismo se sacrificaría a Zeus. Si no volvía, se sacrificaría al fallecido Heracles como ofrenda de luto.
Sin saber de qué lado mastica la marrana, afrontó aquella misión sin conocer el carácter invulnerable de la piel del león, aunque el saltador brinca encima de la línea. Llevaba consigo tres armas, su arco y sus flechas, un garrote que había fabricado él mismo con la madera de un olivo que había arrancado de cuajo, y una espada de bronce. Cuando lo encontró, manteniéndose lejos para limitar los daños, lo primero que hizo fue atacarlo con su arco, le disparó multitud de flechas, que rebotaban en la dura piel del león que no sentía ni cosquillas. Espantándolo como a las gallinas hizo que el león volviera a su cueva que tenía dos entradas, una que Heracles bloqueó con cal y canto y entró por la otra. Ajustado hasta la línea del Plimsoll, atacó en la oscuridad y dejó surumbo a la criatura a puros garrotazos como que fuera un antimotines y, usando su inmensa fuerza, luego lo agarró del cogote y con la llave del chino lo estranguló hasta que ya no dijo ni cúio y lo abusó para desquitar a las mujeres que había usado. Durante la lucha, el león le mordió uno de sus dedos. Heracles decidió que una piel tan resistente sería magnífica para fabricarse una armadura, además, un casco con la cabeza del león y, como reza el refranero español, “cada perro va a tener que lamerse su pijo.”
Y como a cierta edad uno es lo que piensa, se le hizo al león que siempre pensó que en el cielo de los leones habrían suficientes huesos con mucho tuétano y leonas guapas que siempre estarían en celo.
Tras matarlo, intentó despellejarlo con su cuchillo, pero era más dura que el cuero de una suegra. Finalmente, Atenea, percatandose de la situación le dio el chivo que necesitaba, le dijo que usara las propias garras del león para cortar la piel, que eran las únicas capaces de hacerlo, así que sólo dejó un amasijo de huesos y tendones con carne, que una vez resuelto el asuntillo, se hizo la armadura que quería y, cuando llegó a Micenas 30 días después con el cuerpo del león, tal como había solicitado el cobarde rey Euristeo con la voz rota de aguardiente como mariquita de playa, estaba sorprendido y aterrado en ese lugar donde se pintan en voz baja los adulterios. Se asustó tanto al ser consciente del poder de Heracles que decidió que en adelante, el semidiós no entraría en la ciudad, sino que un heraldo, previo pago del importe, o previo desembolso de razonable estipendio que le alivie el depósito, le comunicaría los trabajos que debía realizar y él mostraría los resultados desde fuera y, le advirtió que las tareas que le había encargado serían cada vez más difíciles para que no anduviera presumiendo, porque quien la caga, la paga.
No es difícil ser un imbécil de tiempo completo
2. La hidra de Lerna
Misterio y peligro me acompañan en The Shape of Things to Come, de Bear McCreary, con los tonos inquietantes y crecientes que ven la amenaza de las cabezas de la hidra.
https://www.youtube.com/watch?v=PmG0yvphyfY&list=RDPmG0yvphyfY&start_radio=1
El trabajo era matar a una inmensa y radiante serpiente acuática lacustre serpenteante de múltiples cabezas que se regeneraban al ser cortadas, que representa la lucha contra los problemas múltiples y recurrentes, pues por cada cabeza cortada crecían dos más, como políticos y la cosecha de mujeres que nunca se acaba, pues le afea el uso e incluso el abuso. Era un monstruo despiadado en forma de serpiente polifacética, que no estaba vieja, sólo pasada de años, cuyo número de cabezas podía oscilar entre dos, tres, diez y hasta mil, pues poseía la virtud de renovarlas una vez que le fuesen cortadas y, su mandato era guardar el acceso al radiante y maravilloso Inframundo. Su aliento, sangre y saliva eran tan venenosas que incluso su olor podía matar, tal y como lo hacen las malas lenguas viperinas.
Era una de las criaturas monstruosas, hija de Tifón y Equidna, que había criado la Diosa Juno, vivía en una cueva cerca de la fuente del lago Amimone, en Lerna en la Argólida, en cuyas profundidades había una entrada al Inframundo que el monstruo se encargaba de proteger, una cueva profunda de la que emergía sólo para aterrorizar a las aldeas vecinas. El monstruo del lago Ness le era sólo una sombra, si la comparación equivale.
Con cuerpo serpentiforme y siete cabezas o nueve, era un monstruo aterrador cuyas cabezas se duplicaban si alguna de ellas era cortada. Heracles le pidió a su sobrino Yolao que condujera el carro que les llevaría hasta la residencia ortocística de la hidra. Una vez allí, le dijo que encendiera una fogata en el bosque que los rodeaba. Tras cubrirse con trapos la boca y la nariz para no respirar el aliento venenoso del monstruo, encontró la cueva en la que se moraba la hidra y, con flechas encendidas, la obligó a salir y que averiguara quién era el zopenco que la estaba importunando en su siesta. Empezó así el primer round de la lucha en la que Heracles intentó cortar las cabezas de la hidra con su maza pero por cada cabeza que cortaba aparecían dos en su lugar. Al ver que no iba a ser capaz de derrotarla de esta forma, pidió ayuda a su sobrino, quien tuvo la idea de que con una antorcha fuera cauterizando los muñones del cuello de la bestia cada vez que decapitaba una cabeza, de manera que no pudieran brotar las nuevas. Sólo había que cogerle el truquillo al asuntillo. Excelente receta para que no proliferen los diputados. De esta forma empezó a acabar con la hidra. Viendo que Heracles estaba ganando la lucha, Hera con su tono de voz áspera y desgarrada le ordenó a un cangrejo gigante que lo distrajera, pero lo aplastó bajo su pata gigante, lamentando no haber podido hacer un caldito de mariscos, pero lo mismo vale para un cocido que para un estofado con culantro. Al darse cuenta de que la cabeza de en medio era inmortal, la cortó con una espada de oro que Atenea le dio y, la enterró aún viva y así que remojó sus flechas con la sangre de ella y se volvieron mortíferas tanto para mortales como para inmortales. Con el tiempo, la hidra pasó a simbolizar la vitalidad y proliferación del mal, representante del Congreso de la República. Euristeo deseaba con todas sus fuerzas esfintéricas que el monstruo estuviera ansioso de venganza y que acabaría con Heracles, en un flagrante ninguneo.
Cuando Euristeo -poco inclinado a mostrarse clemente,- supo que Yolao lo había ayudado, decidió que el reto no era válido y que este trabajo no iba a contar para los diez que le tenía que imponer y que por eso al final fueron doce. Más hijeputez, imposible, pero esas cosas van incluídas en el precio de la vida.
Hera, disgustada porque Heracles había matado a la bestia que ella había criado para matarlo a él, la colocó en la bóveda azul oscura del cielo como la constelación de la Hidra y, transformó al cangrejo en la constelación de Cáncer. Cuando el Sol está en el signo de Cáncer que en latín significa cangrejo, la constelación de la Hidra tiene su cabeza cerca. De hecho, ambas constelaciones derivan de los signos babilónicos anteriores, Bashmu-La Serpiente Venenosa y Alluttu-El Cangrejo de Río.
En la antigua Grecia, la expresión proverbial cortar una hidra, se usaba para describir tareas inútiles o infinitamente fútiles, basándose en las cabezas regenerativas de la hidra.
Así, su segunda tarea estaba completa.
Tanto Estrabón como Pausanias relatan que el hedor del río Anigros en Élide, que hacía incomestibles todos los peces del río, se debía al veneno de la Hidra, cuando Heracles lavó ahí sus flechas, porque tanto monta el de clase como el de raza.
La fé es la total ausencia de sentido común
3. La cierva de Cerinia
En la búsqueda de la delicadeza, la música con toques celtas de Concerning Hobbits, que con su suavidad me hace pensar en la persecución sigilosa de una criatura sagrada y ágil.
https://www.youtube.com/watch?v=CL_3mlOPnGI&list=RDCL_3mlOPnGI&start_radio=1
La orden precisa sin rodeos estigmáticos era capturar viva a una cierva sagrada de la Diosa Artemisa, la que tenía cuernos de oro que significa el respeto a lo divino, pues no podía matarla ni dañarla y, la tarea de capturar a la cierva le planteó un delicado dilema en un plan quirúrgico.
La Cierva de Cerinea o cierva cerinitia era una criatura fantástica. Su nombre deriva del río Cerinites, que navega por Acaya. Heracles debía capturarla y llevarla viva a Micenas y entregarla intacta al energúmeno rey Euristeo, su ambicioso y tamagaz primo y que se abra de púas, pues no había retirado a su anciana madre de trabajar de noche en las calles. La Cierva de Cerinea tenía pezuñas de bronce y cornamenta de oro, estaba consagrada por la pléyade Taigete a la Diosa Artemisa ya que era una de las cinco ciervas que la Diosa había intentado capturar para engancharlas a su carro y había sido la única que había logrado escapar, pues era muy veloz, tanto que las flechas de Heracles no la alcanzaban, y no le resultaría fácil a atraparla. La persiguió día y noche sin descanso durante un año hasta el país de los Hiperbóreos. Allí la capturó mientras abrevaba en el río Ladón. Era consciente de que si derramaba una sola gota de sangre de la cierva tendría que pagar las facturas y sufrir el dañoso castigo atrasal. Aprovechando que la cierva estaba bebiendo agua en un arroyo, atravesó las dos patas por la piel utilizando una flecha que hizo pasar entre el tendón y el hueso, sin llegar a derramar su sangre. Una vez inmovilizada la llevó cargada a Micenas sudando como mujer sin estrógenos.
Euristeo y Hera estaban furiosos al saber que Heracles había logrado escapar de las garras del León de Nemea y la Hidra de Lerna, por lo que decidieron pensar en una tarea fatídica. La tercera tarea no implicaba matar a una bestia, ya que quedaba claro que podía superar a los oponentes más fieros, por lo que Euristeo con su pensamiento retorcido y maligno le hizo capturar a la hembra del ciervo de Cerinea, ya que era más rápida que una flecha.
Al inicio de su búsqueda, Heracles durmiendo la siesta del medio día, se despertó y pudo ver el destello de las astas de la cierva. La persiguió durante un año por Grecia, Tracia, Istria y la tierra Hiperbórea. Euristeo que rasca en lo patológico, sudando calores ajenos había dado la tarea para incitar la ira de Artemisa por la profanación de tan sagrado animal. Cuando volvía con el animal, Heracles se encontró a Artemisa con su hermano Apolo. La Diosa Artemisa inflamada y amarga como el infierno airadamente le reclamó por el trato que había recibido su cierva, cuyo cuerno se había roto por culpa del héroe en la lucha aunque lo había pegado con tape. Sin embargo, él logró convencerla como a quinceañera para que se la prestaran para completar su trabajo. Le rogó perdón, explicando que tuvo que capturarla como parte de su condena, pero que prometía devolverla. Artemisa como bailando una cumbia sabrosona lo perdonó, evitando el plan de Euristeo para que lo castigara.
Cuando le trajo la cierva a Euristeo, éste le dijo que la cierva se convertiría en parte de la casa de fieras del rey. Heracles sabía que tenía que devolverla como prometió, por lo que acordó entregarla con la condición de que el propio Euristeo saliera y la tomara para mantenerlo lejos de la orilla sin retorno. El rey salió, pero en ese momento Heracles la soltó y la dejó ir, corriendo ésta a su señora y, le dijo al sucio, grasiento y alcoholémico Euristeo que por huevón no había sido lo suficientemente rápido.
Cuando el Sol está en el signo de Escorpio, asciende la de Hércules. Los griegos se referían a la constelación de Hércules como el ciervo.
El tercer trabajo de Heracles requirió un enfoque único en comparación con sus anteriores hazañas de fuerza a una criatura de inmensa belleza y significado sagrado, pero esta tarea pondría a prueba algo más que su destreza física. La cierva era más grande que un toro y con una velocidad superior a Flecha Veloz y Rayo McQueen, era sagrada para Artemisa, Diosa de la caza y la naturaleza. Esta labor exigía no sólo fuerza y velocidad, sino también un profundo respeto por lo divino y pensamiento estratégico cuidadoso para evitar enfadar a la poderosa Diosa.
La cierva de Cerinea enseña cinco lecciones morales esenciales que fueron significativas en el pensamiento griego antiguo y siguen vigentes en la actualidad. En esencia, muestra que el verdadero heroísmo requiere más que fuerza física, sabiduría, paciencia y un juicio prudente. La importancia de la moderación y el respeto a la autoridad, incluso los más poderosos deben reconocer límites. La búsqueda de un año demuestra que las metas que valen la pena suelen requerir esfuerzo sostenido y adaptabilidad, más que soluciones rápidas. Esto se relaciona con el concepto griego de sophrosyne, la sabiduría para saber cuándo contener el propio poder en lugar de usarlo con toda su fuerza.
4. El jabalí de Erimanto
En un escenario de pesadilla oigo la música con percusión rústica de Basil Poledouris, Conan the Barbarian, con la energía primitiva y los ritmos tribales de la cacería en un entorno hostil.
https://www.youtube.com/watch?v=PhSCxA78x1k&list=RDPhSCxA78x1k&start_radio=1
La tarea era atrapar vivo a un jabalí gigantesco que devastaba la región, que significaba el control del peligro salvaje y la resistencia física. Era una hermosa criatura que causaba estragos en todo el contorno y que que tenía su residencia en el barrio de Erimanto, en el Callejón de la Pezuña 5-23 de la zona central, un monte de la Acadia y la Élide condominio hoy llamado Olonos y es nombre de un afluente del Alfeo hoy Diminiza o Azicolos dependiendo de dónde pasa. Era un jabalí enorme que se alimentaba de hombres y de tal fuerza que con sus colmillos era capaz de arrancar árboles de raíz, perseguía a los animales matando a sus crías. El Hus Erimanto o sea el Jabalí de Erimanto, asolaba las tierras de cultivo de Psofis, en Arcadia occidental. Frecuentaba las laderas cubiertas de cipreses del monte Erimanto y los matorrales del monte Lampea en Arcadia y hacía estragos en la región que rodeaba a Psófide. El monte Erimanto se llama así por un hijo de Apolo al que Afrodita -que con sus hermosos ojos verdes debieron causar importantes estragos, que si fuera ternera pariría toros de lidia,- cegó porque la estaba amalayando cuando se bañaba desnuda porque vestida le era difícil y le vió el pifostio. Apolo desencajado de bilis con su voz cremosa se vengó transformándose en un jabalí y mató a Adonis, el amante circular de Afrodita, dándole morcilla a la miss del Olimpo, que entre sus divinos muslos escondía los reales misterios. Sin embargo, la montaña está consagrada a Artemisa de culo muy sano, que era muy buena onda y dada al amor, en un monumento al soldado bien conocido.
Como siempre, los últimos en enterarse son los maridos.
La aristocracia prepara los crímenes y los criminales son sólo el instrumento de ejecución.
Heracles, al pasar por Fóloe en su viaje al Erimanto -donde mató a Sauro, un bandido cuánticamente cruel- fue agasajado por el centauro Folo, -que era un hijodeputa correcto,- hijo de Sileno con una de las ninfas del fresno en la sicalipsis del monte, que eran fabulosas para esos menesteres. Había hecho esa parada táctica precisamente para visitar a centauro amigo, quien además en memoria de tiempos lejanos le sirvió el solomillo asado, pero él prefería la carne cruda a puro pelo y, no se atrevió a abrir el cántaro de vino comunal de los centauros, hasta que Heracles le recordó que era el mismo cántaro que, cuatro generaciones antes, Dioniso había dejado en la cueva precisamente para aquella ocasión. Compartió con él su comida y su vino, pero los otros centauros, cuando le llegó el olor del vino que estaba reservado supuestamente sólo para ellos, se les calentó el segmento y atacaron a Heracles, armados con grandes rocas, abetos desarraigados, teas y hachas de carnicero con alto afilamiento y, queriendo comérselo sin pelar, irrumpieron en la cueva de Folo que se ocultó aterrado como gallina ante gavilán. Ese era un lugar donde la tasa de traidores es muy alta por metro cuadrado. Heracles rechazó audazmente como moviéndose con una cumbia sabrosona a Aquio y Agrio, sus dos primeros atacantes con descargas de teas, como soldado que pega el último puyón. Néfele, la abuela nublosa de los centauros, hizo que cayera un fuerte chaparrón que aflojó la cuerda del arco y dejó el piso resbaladizo, pero Heracles se mostró digno de sus hazañas anteriores y mató a varios centauros, entre ellos a Orio e Hileo.
Los centauros vivían en promiscuidad como los animales, bueno, eran medio animales, cuerpo de caballo y del ombligo para arriba hombres. Eran unos lindos seres salvajes sin leyes ni hospitalidad, esclavos de las pasiones animalistas con fuerza incontrolada, violencia sexual y lujuria a raudales, violaban mujeres dejándolas sanguaciadas. Eran barbarie y caos.
El anticristo ya estaba aquí echando mueras viviendo en bestialidad.
Los centauros huyeron en varias direcciones, unos con Euritión a Fóloe, otros con Neso al río Eveno, algunos al monte Malea y otros más a Sicilia, donde los destruyeron las Sirenas. Posidón recibió a los restantes en Eleusis y los ocultó en una montaña. Entre los que Heracles mató posteriormente estaba el arcadio Hómado, que había tratado de violar a Alcíone, la hermana de Éuristeo, vengando así la ofensa inferida y quedó listo de papeles.
Los que huyeron a Malea, se acogieron a la protección de su rey Quirón, quien había sido arrojado del monte Pelión por los lapitas. Según don Pseudo-Apolodoro, Folo entretuvo a Heracles mientras los otros centauros asaltaban su campamento, en tanto éste enterraba a sus víctimas. Folo tomó una de las flechas y la examinó asombrado de que pudiese dar muerte a criaturas tan formidables, pero con mano aguada se le cayó hiriéndose en un pie. Heracles volvió a Fóloe, donde encontró muerto a Folo y lo enterró con honores extraordinarios al pie de la montaña que había recibido su nombre. Fue en esa ocasión cuando el río Anigro adquirió el mal olor que ahora tiene desde su fuente misma en el monte Lapito, porque el centauro Pilenor, a quien Heracles había herido con una flecha, se lavó la herida en él y, Melampo había ayudado a causar el hedor arrojando en el Anigro los objetos pestilentes utilizados para purificar las vergüenzas de las hijas de Preto, lo que consistía en periódicas bajadas de calzones para ir teniendo tranquilo el morro.
Una flecha atravesó el brazo de Élato y se clavó temblando en la rodilla de Quirón. Apenado por el accidente sufrido por su viejo amigo, Heracles le extrajo la flecha y aunque Quirón mismo proporcionó vulnerarios para curar la herida que resultaron inútiles, se retiró gritando a la cueva, pero no podía morir, porque era inmortal. Prometeo de ese nombre y ese amparo, ofreció aceptar la inmortalidad en su lugar y Zeus aprobó ese arreglo, aunque Quirón prefirió la muerte no tanto por el dolor que sufría como porque ya estaba cansado de su larga vida. Nueve días después Zeus colocó la imagen de Quirón entre las estrellas como el Centauro, también honrando a Folo, porque superaba a todos los hombres en el arte de profetizar valiéndose de las vísceras. El Arquero del Zodíaco es también el centauro Croto, quien vivía en el monte Helicón y era muy querido por sus hermanas adoptivas, mis queridas y amables Musas.
“Las niñas malas no pueden cruzar el bosque impunemente,
sin exponerse a peligrosos encuentros”
Coy
Él era capaz de provocarle un dolor de cabeza a una aspirina y, con el peliagudo problema de atar una mosca por el culo, cuando por fin retomó el trabajo, resollando tras una pista fresca en un plan de proporciones congruentes, encontró al jabalí y, persiguiéndolo durante varias horas y, pasando a la fase operativa o lo que le salga del compás, a gritos lo ahuyentó de un grupo de árboles, lo fue acorralando a una zona a través de las profundas nieves invernales del monte Erimanto y, cansándolo saltó sobre su lomo y se le prendió como garrapata y, mientras le apretaba el pescuezo rumiaba obscenidades en tanto el oxígeno se le escaseaba y, en los apretones tosía como tuberculoso, no le quedaba resuello ni para cantar un bolero, -eres un marrano, le dijo y, le contestó furioso, nos soy un marrano sino un cerdo muy limpio y educado,- le dolía cada letra de su nombre y, se retorcia como lombriz de tierra llena de sal, hasta que se rindió y ya no estaba subido de espirales escupiendo la bilis que le amargaba la existencia. Así que lo amarró con cibaque bien piola como que fuera tamal colorado y se lo llevó a Micenas vivo y a tuto, poniéndolo a punto para la parrilla. Nadie le iba a quitar la lombriz del anzuelo. Al presentarlo al penco y de mentón obstinado y sodomizado de Euristeo con su naturaleza intrigante, cazurro, malicioso actuando oblicuamente con abstracción gaseosa, -y no sigo por no escarnecerlo en demasía,- desarmado de sus auxilios, un cabrón arrogante un chulo de pésima catadura, a éste le temblaron las lonjas de miedo y se escondió en una tinaja de bronce para ponerse a salvo, lo que fue una deurgia. Pero Heracles supo que los argonautas se reunían para viajar a Cólquide, así que dejó el jabalí fuera de la plaza del mercado y, en vez de esperar nuevas órdenes de Euristeo, que estaba oculto en su tinaja de bronce, hizo sus maletas y echando lastre por la borda, mientras los otros mareados hasta arriba del pescuezo echaban los hígados por la baranda, se fue con Hilas para unirse a la expedición y largaron amarras. No se sabe quién mató al jabalí capturado, pero sus colmillos se conservan en el templo de Apolo en Cumas y se desconoce si cocinaron los chicharrones.
Heracles se había vuelto la puta pesadilla del Hus, ese portentoso animal que sembró de sangre la ruta.
Cuatro tareas ya eran historia.
Al jabalí se le asignó una constelación como a las otras bestias de los Doce Trabajos de Heracles. Ésta y sus posteriores labores están relacionadas con otras subordinadas, llamadas parerga, y la primera de estas parerga es la lucha con los centauros.
5. Los establos de Augías
La frescura y el ritmo dinámico representan la renovación tras limpiar los establos, con la Primavera de las Cuatro Estaciones de Vivaldi.
https://www.youtube.com/watch?v=j6EJBV-V_fw&list=RDj6EJBV-V_fw&start_radio=1
Éste literalmente era un trabajo de mierda.
La tarea era limpiar toda la mierda de los caballos acumulada por años en un solo día, de los asquerosos establos de Augías cuyo aroma era como pasar frente al Congreso. Significaba la purificación y la renovación usando ingenio más que fuerza. Tenía un propósito, un conflicto y una revelación, además de que fallara en la tarea.
Pensó, me metieron hasta el cuello en esta mierda.
Augías o Áugeas en griego literalmente brillante, era rey de Élide hijo del titán del sol Helios, de quien heredó un portentoso ganado, tenía tantas vacas y rebaños de cabras que la mayor parte de su país quedó estéril por causa del estiércol de los rebaños, hicieron mierda al país, como si todos los diputados se hubiesen tomado vacaciones.
Augías también formó parte de la expedición de los Argonautas, siendo el encargado de intentar convencer a su hermanastro Eetes de que entregara el Vellocino de Oro voluntariamente. A esta iniciativa se unieron sus sobrinos, agradecidos de que los Argonautas les hubieran rescatado tras un naufragio. Pero Eetes no lo quiso reconocer como hermano y, los expulsó de su palacio amenazándolo con torturarlo y matarlo. También es hermano de Áctor, padre putativo de los moliones. Tenía varios hijos, Agástenes y Agameda, Epicaste, que tuvo ayuntamiento con Heracles que también le decían hacha porque no dejaba rama sin cortar, Fileo, que le sucedió en el trono, y Éurito. De la madre de esos cachorros no se sabe.
“Aprieta los dientes para morder el miedo”
Patente del corso
Por designio divino, el ganado de Augías no sufría de enfermedades, por lo que logró poseer el mayor rebaño jamás visto. Doce toros que le había regalado su padre Helios defendían al resto de la manada, haciendo que el ganado no sufriera bajas por las fieras de los alrededores. Eran conocidos sus establos por sucios porque nunca habían sido limpiados hasta que Euristeo el sucio, ordenó a Heracles que lo hiciera en un sólo día en cumplimiento de su quinto trabajo, con el objeto de que se atascara y se llenara de mierda. Sí, la intención es que se hundiera y tragara mierda, ahí donde por 30 años había chapaleando el ganado y que la mantenían bien batida. Se lo ordenó para humillarlo y ridiculizarlo, pues tal era la cantidad de excrementos acumulados en los establos que era imposible limpiarlos en un solo día. Así el gran Heracles, vencedor de terribles monstruos y hazañas heroicas, caería humillado ante una tarea de mierda tan denigrante. Se lo acababan de montar a puro huevo por la puñetera condición humana.
Pero el superhéroe con superproblemas le alumbró la luz blasfemando en inglés, como testigo, actor y víctima hizo que algo le goteara por dentro, de donde salen pálidos fantasmas.
Así pues, Heracles acudió a Elis y a la corte real de Augias, pero sin ánimo de humillarse, le dijo que limpiaría los establos de Augías en un día si el rey de Elis le daba la décima parte del ganado, éste ignorando que Euristeo le había encomendado completar la tarea, lo que le habría evitado pagarle, y también incrédulo de que la tarea pudiera llevarse a cabo, aceptó las condiciones.
“Capaz de quitarle las herraduras a un caballo al galope”
Recordándose de sus lecciones de catecismo, vió la estrategia de Moisés de abrir las aguas y así procedió y, con precisión coreográfica cumplió su trabajo abriendo un canal que atravesaba los establos y desviando por él el cauce de los ríos Alfeo y Peneo, arrastraron toda la caca hasta el Congreso. Una vez terminado, el agua de estos dos ríos fluyó por los Establos de Augias, llegando hasta los Estados Unidos, llevándose consigo toda la mierda acumulada. Unos ríos así necesitamos que pasen por la novena avenida de la zona 1.
Era como ver correr el Motagua lleno de diarrea.
Pensando que mientras se muere se conoce gente, Augías se encolerizó hasta el velamen porque había prometido a Heracles regalarle una parte de su ganado si realizaba la misión en un solo día. Como buen político se negó a cumplir su promesa alegando que el trabajo lo habían realizado los ríos y, cuando el testimonio de su hijo Fileo convenció a los jueces para que le dieran la razón a Heracles, Augías le desterró del reino. Euristeo tampoco consideró el trabajo como uno de los diez, ya que Heracles había sido contratado por Augias, que no le iba a dar ni rebanada ni mucho menos la décima parte de su ganado y, al descubrir que estaba realizando una tarea para otro rey e incluso afirmó no haberle prometido nada.
Entonces Augías menudo y de torpe andar, recurriría a arbitraje convencido de que no había pruebas en su contra, pero entonces Fileo hombre de mucho cuajo, leche sin nata, se rebeló contra su padre, confirmando la afirmación de Heracles. Antes de que los árbitros pudieran decidir en su contra, Augías desterró a Heracles y Fileo de Élide. Fileo fue a Duliquio a gobernar y Heracles regresó a Tirinto con la tarea cumplida, aunque no hubiera recibido el pago acordado. El rey Euristeo descubrió por medio de un chisme de un congresista que Heracles había hecho una solicitud de pago por completar la tarea, por lo que eso anulaba el Quinto Trabajo y que no recibiría ningún crédito por completarlo. Augías incumplió su palabra, pues le habían informado que limpiar sus establos no era un simple acto de servicio casual, sino una de las penitencias de Heracles, así que se negó a pagarle. Enfurecido por esta traición, regresó a Elis, declaró la guerra a Augias e instaló a Fileo como nuevo rey.
Así con la bilis a flor de hígado Heracles desató el Armagedón, abandonó Élide y buscó alianzas entre los príncipes de toda Grecia para atacar a Augías pero fue derrotado por los moliones que mataron a su medio hermano mellizo Ificles. Los corintios aliados de Heracles, proclamaron entonces la tregua ístmica, ante las numerosas bajas que el ejército de Augías estaba provocando, pues cualquiera puede seccionarte una arteria de la ingle a medio camino entre lo siniestro y lo grotesco. Tres años más tarde, Heracles aprovechó que los eleos estaban celebrando un festival en honor a Poseidón y, realizó una emboscada en la que mató a los moliones y a Éurito, hijo de Augías, dejándole así sin sus mejores generales, volviendo a reclutar otro ejército entre las ciudades del Peloponeso y con él saqueó la Élide y mató a Augías, poniendo al desterrado Fileo en el trono de su padre. Para celebrar la victoria, Heracles instauró los famosos juegos olímpicos alma y conciencia del mundo y el que venga detrás que arree.
“Y que la viuda enlutada
les jure a todos por cierto
que de miedo de su muerto
duerme siempre acompañada”
Corsarios de Levante