viernes, 8 de agosto de 2025

MAESTRA DE MAESTROS. Primera parte. 278

 monorote.com es una página gratuita donde publico historias reales de personajes o acontecimientos, pero de otra manera y, nada me daría más gusto que un comentario suyo pues eso me daría ánimo para seguir adelante.


Todo mundo conoce a Sócrates, pero no a Aspasia de Mileto que fue su maestra y que permitió que la llamaran prostituta para poder filosofar con los hombres. 


Si me fuese dado, haría de la elocuencia el arte más noble y libre de todos”

Aspasia



Con esta historia perdí una de mis vidas y no sé cuántas me quedan.


PRIMERA PARTE

PRÓLOGO

Todo el mundo conoce a Sócrates pero no a Aspasia de Mileto que fue su maestra y que permitió que la llamaran prostituta para poder filosofar con los hombres. 

Según Platón, Aspasia formó parte de los círculos intelectuales y políticos de su tiempo y fue una experta en retórica. El origen jonio de Aspasia explica tanto su estilo de vida libre como su formación intelectual. Aspasia la princeps -la primera entre los iguales, un ángel caído al resbalarse en una anábasis,- fue pareja de Pericles y profesora de retórica en el círculo del mismo. Escribió la famosa oración fúnebre de Pericles del año 430 y, aparece en los Diálogos de Platón como maestra de Sócrates. Esquines, en su diálogo socrático "Aspasia" la menciona como maestra sofista. Aunó los roles de esposa y de hetaira o  casi prostituita, dado que sólo por este estatus, podía incorporarse a los círculos masculinos de la sociedad ateniense y, también fue maestra de oratoria, según Platón escribió en el Menéxeno. Plutarco acepta que fue una figura significativa, tanto política como intelectualmente, y expresa su admiración por una mujer que fue capaz de “dirigir a su antojo a los principales hombres del estado y ofrecía a los filósofos la ocasión de discutir con ella en términos exaltados y durante mucho tiempo.” Fue sometida a un proceso de impiedad por corromper a las mujeres de Atenas, del que salió indemne; en torno a ello hay quienes suponen que se desarrolló el incipiente movimiento de emancipación femenina.

Una leyenda sin pedir permiso.


Intro

Como cuando un vendaval riza la superficie de la aguas, Aspasia de Mileto vió la luz en c. 470 la que se le apagó en el 410 aC y según el registro de ciudadanos fue un sábado 21 de diciembre a las 21:45 hrs. Fue una mujer destacada en la Atenas del siglo V aC, famosa por su inteligencia, educación y su papel como compañera de Pericles, parecido a Russell Crowe, que le doblaba la edad, -una ecuación con resultado perfecto e indiscutible,- soldado, estadista y alquimista, creo,- el pasmoso líder ateniense con conocimientos destacados entre los más avanzados de su época. Nació en Mileto Asia Menor y, llegó a Atenas donde, a diferencia de las mujeres atenienses tradicionales confinadas al hogar, participó activamente en la vida intelectual y política. Aunque los escritos antiguos a menudo la describen con prejuicios, llamándola prostituta o hetaira, tales términos reflejan más el miedo y la misoginia de la época que su verdadera esencia. Ella fue una maestra de retórica y filosofía, y su influencia se extiende hasta figuras como Sócrates antiguo como el mundo, que era un hombre raro cuando sacaba los pies del tiesto.


MAESTRA DE MAESTROS

Esta historia en éste semanal presenta una mirada dramatizada a su vida, desmontando estereotipos y recuperando su voz desde la penumbra de la historia.



Festina lente

Apresúrate lentamente


En una noche de lágrimas saladas con su vida cerúlea, Aspasia hecha de rocío y vapores terrestres, con rayos prestados al arco iris, una obra maestra de la ingeniería genética, fue una mujer de presencia imponente, no tanto por su estatura -mediana tirando a alto,- sino por la seguridad de su porte y la claridad de su mirada. De origen milesio ciudad jónica de Asia Menor y, por eso tenía rasgos distintos a los atenienses típicos, lo que acentuaba su condición de extranjera y la hacía aún más intrigante, pero su belleza no tenía par. De piel clara tostada por el sol del Egeo, revelaba una vida activa, no recluida. Los ojos grandes verdegris eran intensos, no miraban hacia abajo como se esperaba de una mujer, sino al frente, con firmeza inquisitiva. Sus cejas arqueadas suavemente daban a su rostro una expresión de sabiduría y juicio. Su cabello largo rubio como rayos de sol, trenzado o recogido en un estilo elegante, como era común entre las mujeres griegas, a menudo adornado con cintas o joyas simples, a veces trenzado o recogido en peinados complejos, como buena mujer jónica y de vez en cuando ensortijado. A menudo, una cinta dorada o un velo fino lo adornaban. Rostro con expresión de desconcierto con camanances. Labios retraídos con dientes dulces. Naríz larga y aquilina. Su voz era pausada y clara, más propia de una maestra que de una cortesana, que son mujeres que ejercen de furcias especialmente si lo hacen de manera elegante y distinguida. Nada de qué avergonzarse. De medidas anatómicas generosas con movimientos lánguidos. Pechuga de ángel y piernas de sirena, con caderas donde nunca se  pone el sol. Piernas esbeltas flexibles y atezadas que se insinuaban bajo el quitón. De manos simétricas y exactas de croupier, muñecas finas sabrosas y helenísticas con dedos ricos y largos muy finos.

Era zurda, su letra era pequeña y picuda inclinada hacia la izquierda.

Afrodita le envidiaba sus pies mortales.

Su voz olía a viento libre.

Y con todo eso la proporción áurea se quedó babeando con la boca abierta.

Con clase se nace.

Poseía una mente clara, conocimientos incomparables y un corazón ajeno al temor y el remordimiento.

Continuadora de seres de un nuevo orden, una prensa de vino.

Multisinérgica.

Era todo terreno, no tenía reversa.

Su cuerpo no era frágil, tenía el porte de quien se sostiene en debates, de quien se mantiene erguida en medio del juicio público. Su vestimenta un quitón o peplo, túnicas de lino o lana que caían en pliegues elegantes con colores o bordados que reflejaban su estatus como una mujer influyente en los círculos de élite, túnicas de lino o lana fina, generalmente blancas o color marfil, con bordes teñidos de púrpura o azul, los colores reservados para lo selecto. Prefería la sobriedad elegante, más que la ostentación. No temía al tiempo ni a las necesidades. Reafirmando su espíritu dominante con conocimientos, con extravagante sensación.

Era una mujer elegante y refinada, con rasgos faciales clásicos griegos con ojos color de uva recién lavada.

Todo esto para captar el fondo del asunto.



Vamos a la guerra que para morir nacimos


Lo que se dice en privado no es lo que se dice público. Aspasia, como una mujer de Mileto que se convirtió en una figura prominente en Atenas, reflejaba los ideales de belleza de la Grecia clásica. Las mujeres de su estatus, especialmente aquellas conocidas por su inteligencia y encanto, como las hetairas o compañeras cultas, -por algunos llamadas furcias,- con un enfoque en la gracia y la compostura. Tenía los rasgos característicos del arte griego de la época, una figura equilibrada y proporcionada, acorde con los ideales de simetría y armonía. 

Maestra entre los hombres.

Levantaba edificios con la voz.

No dejará de llover hasta que se vacíen las nubes.

Lacónica dado que se destacaba por su elocuencia e intelecto, su presencia transmitía confianza y refinamiento, con una postura que sugería tanto dignidad como accesibilidad. Cerúleo el color de ojos con una expresión vacua sin anegarse de lágrimas saladas, con la imaginería griega que favorecía tonos de piel claros para las mujeres, contrastando con la piel bronceada de los hombres, y una expresión serena pero astuta podría alinearse con su reputación de ingenio.

Sin temor al tiempo y a las necesidades.

Reafirmando un espíritu dominante.

Todo debió de quedar anotado en honor eterno de ella.

Algún principio vital extraño encontró en ella su máxima expresión plagada de rarezas geológicas.

Festina lente-apresúrese lentamente.


“Omne ignotum pro magnifico”

Todo lo desconocido se considera prodigioso


Desafió todo lo que destrozaría la tolerancia humana.

Al principio juró en arameo y luego maldijo en varias lenguas. 

Double entente-ambigüedad, en un mundo más plano.

El sueño no tiene ningún lugar que pueda considerar suyo.

Estaba en modo odioso.

Era una pieza mal puesta en el rompecabezas tradicional.



De gusto exquisito, Aspasia de Mileto fue una figura fascinante en la Atenas del siglo V aC, conocida por su inteligencia, influencia y papel poco convencional en una sociedad dominada por hombres. Los detalles sobre su vida son fragmentarios y a menudo están filtrados por fuentes sesgadas, como los escritos de Plutarco, Platón y Aristófanes-

Muchos la llevarían gustosos a la hoguera.


Nació en Mileto, una próspera ciudad jónica conocida por su riqueza intelectual y comercial, hoy la actual provincia de Aydin, Turquía. Llegó a Atenas a sus 20 finos años.

Y cambió el paisaje de Atenas, le puso decoración. 

Viajó tras la muerte de su familiar sostén y en busca de oportunidades. En Atenas, se convirtió en una hetaira, una clase de mujer culta y sofisticada que practicaba la furciación, a diferencia de las esposas atenienses tradicionales, gozaba de mayor libertad para participar en la vida intelectual y social. Las hetairas no eran cortesanas, eran educadas, versadas en filosofía, retórica y música, y servían como compañeras de hombres de élite. Es más conocida por su relación con Pericles seco e imperturbable, el estadista más prominente de Atenas durante su Edad de Oro. Plutarco, -bajo y grasiento, mofletudo, bailaba en su túnica como tortuga en su concha, con su sonrisa tacuatzina,- en su Vida de Pericles, describe cómo se enamoró profundamente de ella, hasta el punto de divorciarse de su esposa para vivir con Aspasia y, para sumirse en aquella carne tibia y ajustar cuentas, ella lo vió y se fue con él, así mató dos pájaros de un tiro Su relación fue escandalosa para los estándares atenienses, ya que no era una ciudadana ateniense, lo que impedía un matrimonio legal. Juntos tuvieron un hijo, Pericles el Joven, quien más tarde recibió la ciudadanía ateniense gracias a una excepción a la estricta ley de Pericles sobre la ciudadanía. Su influencia sobre Pericles fue objeto de especulación y crítica. Algunos contemporáneos, como los comediógrafos Aristófanes en el revés de la intriga,- y Eupolis -con su torpeza calculada a medias,- la culparon satíricamente de influir en decisiones políticas, como la Guerra del Peloponeso o el decreto contra Megara. Acusaciones exageradas que reflejan su visibilidad y el malestar que generaba una mujer extranjera con tal influencia en un líder.

Era como un pensionado de señoritas, en el tiempo que había señoritas.

El Decreto de Megara de Pericles, que excluía a esa ciudad de todo comercio con Atenas o sus aliados, fue una venganza por el rapto de prostitutas de la casa de Aspasia y, Aristófanes la retrata como responsable, por motivos personales, del estallido de la guerra con Esparta, en lo que pudiera ser un reflejo del reciente episodio entre Mileto y Samos.​ Según Podlecki, el tirano de Samos, Duris, impulsó esa imagen de Aspasia como instigadora tanto de la Guerra de Samos como de la del Peloponeso. Ella fue apodada la Nueva Ónfale, Deyanira, Hera, y Helena. Ateneo recogió más ataques a la relación entre Pericles y Aspasia e incluso el propio hijo de Pericles, Jantipo, no tuvo escrúpulos en atacar a su padre con asuntos personales para tratar con ello de favorecer su propia carrera política.



“Habla suavemente y lleva un garrote”

Theodore Roosevelt


En el tercer acto era famosa por su inteligencia y habilidades retóricas como una caníbal que devoraba todo pensamiento. que cuando estaba en sus días de sangre enseñaba mejor y más contundente. Platón, que parecía un ratón miope, rechoncho y tripón,-  en su diálogo Menexeno con sus ojos cercados de fatiga, la presenta aunque con ironía, como una maestra de retórica capaz de componer discursos. Enseñó a Sócrates que no practicaba una ciencia exacta -con sus ojos gastados, de cualidad pálida y fría, naríz grande de camello, orejas separadas del cráneo,- que anduvo loqueando hasta que le llegó a la fibra,- y escribió el famoso Discurso Fúnebre de Pericles. El diálogo de Platón es satírico, indica que su reputación como figura intelectual era ampliamente conocida. Su casa era un salón intelectual donde se reunían filósofos, políticos y pensadores, como Sócrates y Anaxágoras, para debatir ideas. Esto la convierte en una de las pocas mujeres de la Antigua Grecia asociadas con la vida filosófica.

Pasó de embrión de pensamiento a un pensamiento completo.

Comprendía lo que sienten los hombres en las batallas cuando les ordenan entrar en acción, antes de que el mal se consume.

Desafió lo que destrozaría la tolerancia de los hombres, como ese tipo que va herido y la muerte lo sabe.

En la Atenas clásica, las mujeres estaban mayormente relegadas al ámbito doméstico, con poca presencia en la esfera pública. Aspasia, como extranjera y hetaira, operaba fuera de estas normas. Esto la hizo blanco de críticas y rumores, con algunos autores acusándola de inmoralidad o de manipular a Pericles. Sin embargo, estas críticas reflejan más los prejuicios de la época contra las mujeres influyentes que hechos concretos. Su estatus de extranjera también la hacía vulnerable, según Plutarco, -que fue salvado por la campana en el último round, con absoluta ausencia de sentido práctico,- fue acusada de impiedad en un juicio, aunque Pericles la defendió exitosamente.

Y para no escribirlo como es, por tanto uso eufemismos.

Perteneció a una familia adinerada, por la excelente educación que recibió. Algunas fuentes antiguas afirman que su padre era un prisionero de guerra de Caria que acabó convertido en esclavo, si bien estos hechos normalmente son tomados como falsos.

Maestra de retórica y logógrafa. Se destacó especialmente en ginecología, donde descubrió cómo prevenir y detectar embarazos de riesgo y crear remedios naturales para el posparto. Hija de Axíoco. Pasó la mayor parte de su vida adulta en Atenas junto a su amiga Luana, que poco después la traicionó y se convirtió en el odio de todo el pueblo. Dirigió un burdel -bendito sea.- Se cree que Aspasia, tras la muerte de Pericles, se convirtió en amante de Lisicles, otro político ateniense, pues sí, cómo desperdiciar esa chulada.

Tuvo un hijo con Lisicles, su segundo marido, llamado Poristes en 428 - 427 aC, Por otra parte, si se tiene en cuenta que las fuentes que informan de este segundo matrimonio corresponden a poetas cómicos, quizá sea broma, ya que este nombre significa proveedor de recursos. De ser así, su nacimiento podría haber tenido lugar antes de esa fecha y, por tanto, la diferencia de edad con Pericles sería menor.



“Cuando es blanca y viene embotellada, suele tratarse de leche”

Arturo Pérez-Reverte. El Club Dumas


Visitado por Calíope en un sueño arrollador viendo discurrir a una bella mujer -rodeada de hombres.- con sus glándulas segregando saliva por puro reflejo profesional, con voz grave, un poco ronca, Aspasia de Mileto y, me mostró tres obras que me inspiraron, clásicas, evocadoras y como en ambiente de la Atenas antigua y repentinamente escucho: 

-primero en un piano minimalista, melancólico, que hace vibrar cada fibra con una armonía que sorprende y debilita, perfecto para la introducción de esta historia  y monólogos que aparecen más adelante en este semanal.

Philip Glass – “Metamorphosis I
https://www.youtube.com/watch?v=6Stu7h7Qup8


En seguida el reproductor hace sonar una orquesta con lamento ancestral para las escenas introspectivas y el epílogo, que parece un lánguido lamento que restriega los poros e ilumina los sentidos con alta fragancia que seduce.

Giya Kancheli – “Styx” (Fragmentos)
https://www.youtube.com/watch?v=3HO40CGooWM&list=RD3HO40CGooWM&start_radio=1


y para concluir una voz femenina con cuerdas ordenadas con esmero arqueológico y, eco de secretos antiguos que evocan profundos recuerdos antañones que permiten transportarse en el tiempo hacia atrás bajo un cielo en technicolor.

Agnes Obel – “Familiar”
https://www.youtube.com/watch?v=32kYH6XZrIo&list=RD32kYH6XZrIo&start_radio=1


El legado de Aspasia se me ha complicado tanto como la tuerca que no pude quitar, por las fuentes limitadas y sesgadas para dañarla en pro del machismo de la época, pero su vida desafía las nociones tradicionales sobre el papel de las mujeres en la Grecia clásica, pues puso en jaque a todo ese mundo. Representa una rara excepción, una mujer que, a través de su intelecto y carisma, influyó en la élite política e intelectual de Atenas. Su historia también resalta las tensiones entre género, ciudadanía y poder en una sociedad patriarcal.

El descubrimiento de una tumba del siglo IV aC, con una inscripción que menciona el nombre de Axíoco y de Aspasia ha llevado al historiador Peter Bicknell a intentar realizar una reconstrucción del trasfondo familiar y de sus conexiones con Atenas. Su teoría la conecta con Alcibíades II del demo-pueblo de Escambónhidas, que fue condenado al ostracismo por la Asamblea de Atenas en el año 460 aC y que permaneció en Mileto durante su exilio. Bicknell conjetura que, durante su exilio, Alcibíades fue a Mileto, en donde contrajo matrimonio con la hija de un tal Axíoco, y que aquel pudo haber vuelto a Atenas con su nueva esposa y su hermana menor, Aspasia. Como apoyo a su teoría, comenta que el primer hijo de este matrimonio recibió el nombre de Axíoco tío de Alcibíades y el segundo el nombre de Aspasios y, que Pericles conoció a Aspasia a través de su conexión con la casa de Alcibíades.



“Los bares y los cementerios están llenos de amigos imprescindibles”

Lucas Corso. Club Dumas. Arturo Pérez-Reverte


Echando todo en el puchero de los conjuros, la relación de Aspasia con Pericles, -que se limitaba a satisfacer sus deseos como que fuera el puto genio de la lámpara maravillosa,- el líder de Atenas durante su apogeo, circa -hacia o alrededor del,- 461-429 aC, fue central en su vida y en cómo fue percibida. Él era conocido por su habilidad oratoria y su liderazgo en proyectos como la construcción del Partenón y, toda la modernización y Aspasia que no era especializada en ciencias ocultas, fue una compañera que complementaba su intelecto. Desde que la vió la primera vez, con sus humedades sensibles se le cayó la quijada y lo tuvo cacheteando el asfalto, el sístole se le puso loco. 

Y desató la furia de los cielos.

Según el homúnculo de Plutarco en la Vida de Pericles, éste estaba tan enamorado de que la besaba y toqueteba su espectacular trasero y luego se olía los dedos al salir y regresar a casa, algo inusual en una sociedad donde las relaciones públicas entre hombres y mujeres eran restringidas y privadas. 

Una relación de afecto y respeto mutuo. 

Según las leyes promulgadas por la Asamblea, Aspasia oliendo a pan tierno no era una esposa legal, ya que la ley ateniense prohibía el matrimonio entre ciudadanos y extranjeros, pero ellos vivieron juntos y su hijo, Pericles el Joven, nació de esta unión. La ciudadanía ateniense requería que ambos padres fueran ciudadanos, por lo que su hijo inicialmente no fue reconocido como tal. Pericles, en un giro irónico, tuvo que solicitar una excepción a su propia ley de ciudadanía para legitimar a su hijo tras la muerte de sus hijos legítimos, lo que muestra la influencia personal, genial y política de Aspasia.

Las fuentes contemporáneas de cinismo militante y carroñera profesión en su desmañada apariencia, como las comedias de Aristófanes, -taciturno, silencioso y aburrido, funcionario de uñas sucias y largas, relamido con astucia pleitista, las mismas cosas que el diablo ama,- Acarnienses, satirizan a Aspasia, sugiriendo que manipulaba a Pericles en decisiones como la Guerra del Peloponeso. Acusaciones exageradas misóginas con la máxima agonía posible, pero indican que su presencia era lo suficientemente notable como para ser un tema de discusión pública. Su relación con Pericles la colocó en el centro de la vida política ateniense, algo extraordinario para una mujer, lo que les cayó como la lluvia con saña bíblica.



“El demonio existe, no sólo como símbolo del mal, sino como realidad física”

Pablo VI


Es una figura única por su asociación con la vida intelectual de Atenas. Platón -el que comía en un azafate, pelo y barba cenizo, largo de lengua,- en su diálogo Menexeno, la retrata como una maestra de retórica, capaz de componer discursos sofisticados, incluyendo el Discurso Fúnebre atribuido a Pericles. Aunque Platón es irónico, refleja la percepción de Aspasia como una mujer excepcionalmente culta, una alta fuente de información que enseñó a Sócrates -con su cara de camello inocente,- lo que sugiere que era respetada en círculos filosóficos, pues siempre le daba hilo al barrilete. Su casa en Atenas era un punto de encuentro para pensadores como Sócrates, Anaxágoras y otros. En una sociedad donde las mujeres rara vez participaban en debates públicos, Aspasia facilitaba discusiones sobre filosofía, política y retórica por el ángulo bajo. Esto la convierte en una precursora de las salonnières de épocas posteriores, como las mujeres del siglo XVIII en Europa. Su habilidad para navegar estos espacios sugiere una educación avanzada, probablemente adquirida en Mileto, una ciudad conocida por sus tradiciones intelectuales, hogar de filósofos como Tales.


“Una vez que has luchado, el resto de la vida es fácil”

Dan Gabble


Como el mal nunca duerme, Pericles el Joven (ca. 450 aC - 406 aC) fue un político y general ateniense, hijo del célebre estadista Pericles y de Aspasia de Mileto. Aunque menos conocido que su padre, tuvo un papel relevante en la Atenas de finales del siglo V aC, durante la Guerra del Peloponeso. Nacido en una familia influyente, Pericles el Joven enfrentó el desafío de estar a la sombra de su padre, una figura central en la Edad de Oro de Atenas. No se sabe mucho de su vida temprana, pero se destacó como estratega militar. Fue elegido estratega, general, en el 406 aC, durante un período crítico de la guerra contra Esparta. Participó en la batalla de las Arginusas, una victoria ateniense clave, donde comandó una de las trirremes. Sin embargo, esta victoria se vio empañada por una controversia, los generales atenienses, incluido Pericles el Joven, fueron acusados de no rescatar a los náufragos debido a una tormenta. A pesar de la victoria, la asamblea ateniense, en un juicio políticamente motivado, condenó a muerte a los generales, incluido Pericles el Joven, quien fue ejecutado en 406 aC. Su vida refleja las tensiones de la democracia ateniense en tiempos de crisis, donde el éxito militar no siempre garantizaba el favor político. Aunque no alcanzó la prominencia de su padre, su participación en Arginusas muestra su capacidad como líder militar, pero también su vulnerabilidad ante las dinámicas políticas de la época.



Equivocadamente apacible que para entenderla, Aspasia, crucial contextualizar su estatus como hetaira. Las hetairas eran mujeres educadas, a menudo extranjeras, que ofrecían compañía intelectual y social a hombres de élite. A diferencia de las esposas atenienses, confinadas al hogar y dedicadas a la crianza y la gestión doméstica, las hetairas tenían libertad para moverse en espacios públicos, asistir a simposios y participar en conversaciones intelectuales. Sin embargo, esta libertad venía con un costo, eran marginadas socialmente y a menudo objeto de rumores y críticas. Aspasia, como hetaira, habría sido experta en música, poesía, danza y retórica, habilidades que la hacían atractiva para hombres como Pericles. Su estatus de extranjera le otorgaba cierta autonomía, pero también la exponía a prejuicios, pues Plutarco -con su cara de camello inocente,- menciona que fue acusada de impiedad, un cargo grave en Atenas similar al que enfrentó Sócrates. Pericles la defendió, lo que sugiere su importancia no solo personal sino también en el entorno político.

Ella era una tumbagrandes.

El papel de las hetairas resalta las paradojas de la sociedad ateniense: aunque celebrada por su democracia, excluía a mujeres, extranjeros y esclavos de la ciudadanía. Aspasia desafió estas barreras, usando su intelecto para ganar influencia en un mundo dominado por hombres


“Sólo en la comedia los perros litigan, los pájaros gobiernan y las mujeres protestan”

Martha L. Rose


  El arte de la época solía centrarse en figuras mitológicas, dioses o representaciones idealizadas de mujeres, no en retratos históricos específicos, especialmente de mujeres como Aspasia, cuya posición como hetaira y extranjera -meteca- la hacía menos propensa a ser inmortalizada en estatuas o frescos. Sin embargo, en siglos posteriores, especialmente durante el Renacimiento y los períodos neoclásicos (siglos XVIII y XIX), los artistas comenzaron a reimaginar figuras de la Antigüedad, incluyendo a Aspasia, a menudo proyectando los ideales y prejuicios de su propia época.



“Creo en la estupidez y la ignorancia”

Lucas Corso


La imagen de Aspasia en la literatura ha evolucionado significativamente, desde las fuentes antiguas hasta las reinterpretaciones modernas. Las fuentes clásicas, como Platón, Aristófanes, Jenofonte y Plutarco, establecieron dos narrativas principales, la cómica, que la caricaturiza como una hetaira manipuladora y, la filosófica, que la elogia como una retórica y maestra. Estas narrativas han influido en cómo se la ha retratado en la literatura posterior, pues en ese tiempo los Dioses eran demasiado parciales. La literatura del siglo XIX y principios del XX, Aspasia fue romantizada como una heroína de la Edad de Oro ateniense, a menudo en el contexto de su relación con Pericles. Por ejemplo Walter Savage Landor en sus obras la presentó como una figura romántica, idealizando su relación con Pericles como un ejemplo de amor y compañerismo intelectual. Gertrude Atherton en su novela The Immortal Marriage (1927) retrató a Aspasia como una mujer de gran inteligencia y carisma, aunque seguía centrándose en su relación con Pericles. En las últimas décadas, las representaciones de Aspasia han oscilado entre dos enfoques, uno que enfatiza su sexualidad y otro que la reivindica como una figura intelectual y feminista. Autoras feministas han buscado rescatar su imagen como una intelectual. Elza Rozenberga, una política y feminista letona que adoptó el seudónimo Aspazija, se inspiró en Aspasia para abogar por los derechos de las mujeres, viéndola como un modelo de emancipación. En La malva y el asfódelo de 2006, de José Solana Dueso, una autobiografía novelada, Aspasia es presentada como una figura compleja, combinando su papel como retórica con su lucha por superar las restricciones de género en Atenas.


Es muy duro vivir en la ignorancia


CONTINUARÁ... sergiodeleonlopez