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LA HISTORIA MÁS ANTIGUA…
DE LA HUMANIDAD
¿Cómo descender al pozo?
Su viaje que termina donde empezó, y es el principio que cuenta el final.
“El que vio el abismo, la fundación del país, quien sabía…,
era sabio en todos los asuntos y aprendió de todo la suma de la sabiduría”
Prólogo de la Epopeya de Gilgamesh
ÍNCIPIT
Anoche caminando por el sendero abierto desemboqué en Uruk en la rivera oriental del Eufrates, hoy Irak y que los griegos denominaron Mesopotamia que quiere decir entre ríos, una ciudad sumeria de la Edad de Bronce temprana, en una región de humedales pantanosos a 225 km al SSE de Bagdad, en la actual Irak y, que disponía de una red de tres canales fluviales, salvados por varios puentes, que la conectaban con el río Éufrates. Tenía una parte con 6.5 km amurallados, con templos de piedra, esculturas en bulto redondo, escritura en arcilla, sellos cilíndricos grabados y cerámica simple roja o gris que algunas tienen una superficie pulida. Es el lugar donde ocurrieron grandes acontecimientos de la historia de la civilización. Fue el lugar de nacimiento del sello cilíndrico, del cálculo y la contabilidad, donde se encontró una tablilla de barro con el primer cero. Hacia el 2,400 aC en Sumer apareció Eannatum, rey de la ciudad de Lagash, que derrotó a los ejércitos unidos de Uruk y de Ur y, para celebrarlo erigió una serie de columnas de piedra al estilo de las estelas mayas con inscripciones e imágenes. La decadencia de Uruk después de los partos fue en parte por el cambio de curso de la corriente del Éufrates y hacia el 300 dC, Uruk estaba casi abandonada, pero un grupo de mandeos se estableció allí y hacia el 700 dC estaba completamente desierta. El período de Uruk vio el nacimiento de la escritura pictográfica en Mesopotamia, la cual se usó exclusivamente para asuntos administrativos y de contabilidad financiera del Estado. Y por si no alcanzara, entre el 3,600 y el 2,600 aC, los habitantes de Uruk crearon las innovaciones características de las ciudades de ese entonces, jerarquías sociales, ocupaciones especializadas, estructuras políticas coercitivas, escritura y literatura, con arquitectura monumental. Está escrito que durante la campaña militar a través de Mesopotamia, Sargón saqueó y destruyó la enorme ciudad sumeria de Uruk, que contaba con una población de mucho más de 65,000. Hoy es patrimonio mixto de la humanidad.
Siéntanse libres de pensar de otra manera, pues también en Sololá hace aire.
Era como una fogata a punto de encenderse
Sí, ahí mismo sucedió, las cartas están sobre la mesa y pienso en la siguiente jugada.
La jugada se trata de la maravillosa Epopeya de Gilgamesh o el Poema de Gilgamesh, escrita entre el 2,500 y el 2,000 aC, siendo una narración arcadia en verso sobre los versátiles acontecimientos de la vida del rey Gilgamesh, “sobrepasando a todos los demás reyes” “él que veía lo profundo” - ša nagbu amāru, al que toda su vida no cabría en un joyero pues era el gallo del gallinero así que machucaba a su antojo. Era un sagrado tesoro. Está basada en cinco poemas independientes sumerios, que son la obra épica más antigua conocida en toda la historia del mundo. La epopeya maneja los temas originales de la poesía, el amor, el poder y la muerte y sobre el significado de la vida.
“Hay décadas donde no pasa nada y semanas donde pasan décadas”
Lenin
El Poema de Gilgamesh escrito en tablillas de barro por sumerios geniales y elaborado en torno a la figura del único personaje, Gilgamesh de Uruk convertido en leyenda, pues de acuerdo a la historicidad existió, pues su nombre aparece en la lista real sumeria, como rey de la ciudad de Uruk 2,700aC, en un episodio de rivalidad entre Uruk y Kish, en el marco de los conflictos armados externos entre ciudades que caracterizan al período protodinástico. El texto sumerio original se conoce por esa serie de tablillas halladas en Nippur y otras ciudades de la Baja Mesopotamia. Con el tiempo, el ciclo épico en torno al personaje se complicó, añadiendo otros episodios que no estaban en el original, pero que pertenecen a esa historia. También entre los Asirios se copió y se completó el poema hasta época de Assurbanipal. El resultado fue una historia en la que el personaje vive diferentes episodios unos más nebulosos que otros, algunos de ellos muy tardíos como Gilgamesh y Agga de Kish, Gilgamesh y el País.
Con más años que el Cerrito del Carmen, el poema narra al respecto de un joven apuesto y privilegiado que cree que puede permitirse cualquier cosa, pues ya no hay seriedad en este mundo. Parecía muy grande para ser niño y muy pequeño para ser adolescente. Todo porque la empatía es debilidad y la debilidad es vulnerabilidad. Como le importa una pata de pollo, tala un bosque protegido por el Conap y también ofende a una ardiente admiradora por su fogosidad, pero ésta se venga y lleva a la muerte al amigo malamado en un raro encuentro con la fatalidad y el mundo se pausa. Sí, eso sonó como un signo de interrogación. Ahora el joven es consciente de su propia mortalidad y va en busca de la vida eterna gastándose los zapatos. La epopeya de Gilgamesh tiene casi cinco mil años de antigüedad y es, por tanto, el poema más antiguo que se conoce en la historia de la humanidad. La epopeya sobre el díscolo rey se remonta a la época en que los sumerios fundaron en Mesopotamia las primeras ciudades de la humanidad e inventaron la escritura. La historia de Gilgamesh sobrevivió al auge y la caída de innumerables civilizaciones, idiomas y formas de escritura. Bajo un nombre cambiado, naufragó con su arca en el Antiguo Testamento de la Biblia y hoy la vanguardia le rinde homenaje como el primer héroe de la historia. Lo que le queda prohibido en la epopeya -la inmortalidad- lo logra en la memoria colectiva. Ha soportado sorprendentemente bien su viaje milenario, incluso sin la necesidad de curas rejuvenecedoras artificiales, porque era más necio que un catarro. Gilgamesh, el rey de la ciudad de Uruk, es dos tercios Dios y un tercio humano. Es el hombre más grande y hermoso del mundo y de tesitura fugaz. Su barba brilla como el lapislázuli y su cabello crece tan grueso como el grano. Es del grupo sanguíneo B por sus emociones reprimidas, pues los deseos son la alfombra roja de la frustración. Ha estado en combates con mirada pronta y mano rápida, sin que las pulsaciones le suban arriba de 60. Pero se comporta como un tirano con sus propincuos súbditos y obliga a los jóvenes a trabajar como siervos y los tiene enteleridos pues siempre los quería fruncir manteniéndolos a coyunda corta. Los hijos no vuelven a ver a sus padres, las hijas son separadas de sus madres y las vírgenes de sus amados y sin arrumacos. El tipo siempre se hacía la cusqui. La gente ruega a los Dioses que creen un rival de la misma clase para Gilgamesh y que lo cocine en el tapesco por si las moscas.
Se sentía como Gulliver en el país de los gigantes.
E pluribus unum.
Una casa sin mujer es como un barco sin brújula
Con la modernidad líquida, la introducción describe su gloria y triunfos, así como los muros de ladrillo de la ciudad cocidos en microondas. La gente en la época de Gilgamesh, sin embargo, no era feliz, como si fuera latinoamérica. Se quejaban de que él era demasiado severo y abusaba de su poder probando a las mujeres antes que sus esposos pues fue el inventor del derecho de pernada para que a los maridos no les costara el asunto. El puro ayuntamiento que le dicen. En realidad era un usador con entregas sin reservas. Era como la cebolla con la cabeza blanca pero con el tallo verde. Le importaban sólo mientras estuvieran abajo, una vez arriba se pondría cómodo. Pensaba que todas se morirían con el mismo hambre que tenían antes de ayuntarse con él y sin que nadie le diera vela en ese velorio. Al fin de cuentas no lo iban a dejar descalzo. Entretanto, Gilgamesh tiene extraños sueños, que su madre Ninsun le explica diciendo con un discurso catrín. Pues no es de machos estar echando mentadas de madre a los que no se pueden defender.
Anda, arrea.
“Si caigo, habré conquistado la fama.
La gente dirá,
¡Gilgamesh cayó luchando contra el fiero Humbaba!
Estoy decidido a penetrar en el bosque,
en el bosque de los cedros”
Tablilla III, columna 4
Se abre el telón y la historia comienza con la presentación de Gilgamesh de Uruk, el mayor rey de la Tierra, dos terceras partes Dios y una humano, el más fuerte rey-deidad que jamás haya existido y que era como una borrasca. De ahora en adelante le llamaré sólo G para ahorrar papel. Entre tanto, G le relata a su sabia madre, Ninsun, dos sueños. El primero, que un meteorito cayó del cielo y todo el país se reunió a su alrededor. Después, había un hacha en la calle principal de Uruk y, de nuevo, mucha gente se reunió a su alrededor. Él había levantado y acariciado ambos y había puesto el meteorito y el hacha a los pies de su madre. En vista de eso, entonces Ninsun le profetiza que eso significa conseguirá un amigo fuerte como un hacha de leñador, siendo él, el meteorito y sus consecuencias serán enormes y, ella lo tratará como si fuese su propio hijo. Pero G es un despótico rey en Uruk, cuyos súbditos se quejan a los Dioses, hartos de su lujuria desenfrenada por comer tanta cebolla morada, la cual lo lleva a forzar a las mujeres de la ciudad a revolcarse con él en el lodo cenagoso entrando con el gusano de iniquidad. Abuso 1, dignidad 0. Una revelación trascendental y violenta que sólo pasa una vez en la vida. Los Dioses atienden el reclamo al instante tal y como lo haría un buen Dios de verdad.
Su perfil apunta a personalidad insolente
Entonces, la Diosa de la creación Ninhursag o Aruru atendiendo al llamado poblacional con la boca seca como esponja, arroja arcilla a la estepa y crea al hombre semisalvaje bautizado como Enkidu, al que ahora será conocido como G, -también para ahorrar papel y tinta,- cabezón como una cabeza de ajos que son todo cabeza, con piel seca y un poco árida, para que fuera rival de G, destinado a enfrentarse y confrontar al rey, porque al final de todo el pellejo humano no sirve ni para hacer caites. Es un hombre enorme con todo el cuerpo cubierto de pelo, émulo de Sascuatch. Come hierba y mama leche de animales salvajes y no le importa que le llueva en la milpa. En el abrevadero lo ve un cazador que primero se congela de miedo, pero unos días después se le sube la bilis hasta la glotis, porque E destruye sus trampas y deja escapar las presas. Ante tales acontecimientos no reportados en la prensa del lugar, ni al MP que de todos modos no hace nada, es enviada por el rey desde Uruk la voluptuosa ramera sagrada Shamhat, conocida como naditu en Sumeria o hieródula en Grecia, divina y sagrada, que es un verdadero prodigio de belleza por todos lados por donde se le vea, por arriba, por abajo, por delante y por detrás, hasta por el horizonte y más allá. Con manos femeninamente inmaculadas y uñas cuidadas en salón, naríz respingada, con su voz quebradiza y liviana. Ella por orden divino debe seducir al salvaje E para humanizarlo e integrarlo a la comunidad de hombres civilizados y que deje de comportarse como un cabro grande. Tan pronto Shamhat lo ve en el abrevadero, abre sin miedo su vestido y le muestra sus pechugas señoriales redondas como melones tiernos, por si quiere apoyar su cara en sus partes más mullidas para estrechar lealtades. El salvaje no puede resistirse y babeando, a pesar de no saber de aquellito, ambos duermen juntos seis días y siete noches con las revolcaciones respectivas que dan aturdimiento, hasta que se sació de disfrutar de ella y, le transmite por transfusión de fluidos que ahora "tiene sabiduría, más amplia comprensión ahora después de los hechos." El contacto con ella civiliza, lo transforma en un blandito colchón de pelos, al grado de que tras varias noches, él ya no es una bestia más entre los animales y hasta quiere casarse con ella, pues tiene caderas galanas para parir cuaches y otras cualidades que no puedo publicar aquí. Parece como si ambos se hubieran criado en un gallinero.
“Las mentiras bonitas se imponen sobre las aburridas”
Sebastián Ponzano
Si la gallina está barata es porque está culeca.
Cuando E regresa después con los animales salvajes éstos huyen de él, porque algo le cambió en sus fluidos carnales aunque los conceptos no estén conectados. Shamhat lo persuade para que se case con ella y vayan a Uruk, donde G gobierna como un animal salvaje. A E le gusta la idea, porque anhela un amigo pues todos lo odian con odio supuroso. Planea desafiar a G para que se convierta en un mejor rey, porque si él pudo, él podrá también. E y Shamhat salen del yermo para casarse en Uruk. Pero G acude al festejo sólo para usar en el lecho a Shamhat y, encuentra sus intenciones frustradas porque E enojado por tan bochornoso acontecimiento, se interpone para frustrar la calentura real, pues él que le daría al manubrio hasta viendo a la Pitufina. Por eso no lucha a favor de los perdedores. Pero cuando ambos se encuentran y sin menospreciar el momento combaten tan fuerte que hacen temblar el suelo y se levantan nubes de polvo y grillos, así que luchan y, tras una gran batalla visiblemente empatada con los muros de la ciudad estremeciéndose como que estuvieran borrachos, en vez de darse muerte luego de horas de combatir hasta la extenuación y, sólo se detienen cuando Ninsun se interpone entre ambos y, ya que ninguno venció deciden hacerse amigos para siempre -aquí canta su himno Pavarotti.- Así que G presenta a E a su madre y le hace parte de su familia porque él no tiene una propia. Se dan la mano como hacen las amistades civilizadas y, hacen emprendimientos peligrosos de aventuras fatuas. Del enfrentamiento nace una profunda amistad y parten juntos en busca de gloria, buscando el arca perdida, hacia el Bosque de los Cedros, un lugar remoto en un espacio diáfano hecho sin mano de tacaño, del que los reyes traían la madera para las grandes construcciones y, que es una selva animada con el canto de los pájaros, la cacofonía de los insectos y los gritos de los monos en los árboles, todos entreteniendo a Humbaba, un gigante con cara de tacuatzín con ojos saltones como tarsero filipino, su cara con más surcos que un campo recién arado, de piernas arqueadas, con manos como tapaderas de cacerola, que a de medir 1.90 mt y otro tanto de ancho, guardián y señor de esa jungla, en la que vivía como un rey rodeado de sus músicos. El lugar es el puto santo grial. Van con la intención de matarlo aunque sea rey y talar sus árboles, -por lo que ahora hay inundaciones en Guatemala- y lo logran, ante la parsimonia del Conap que malviendo las trae. E no está de acuerdo, pero se ve convencido, duda, pues ha oído hablar de la oscura selva y de su terrible Dios y cree que caerá de un solo golpe si se atreve ir allí. Pero no hay que comprar el burro antes de montarlo. Con retruécanos le extirpan la vida de una sola mordida con mínima energía que produjo el máximo rendimiento. Le cortan el pescuezo como a gallina en el matadero, extraen su corazón y pulmones y le sacan los dientes, como que consumiera jaco. Va al suelo con pronóstico reservado con visión doble y exceso de orgullo. Lo único que le queda era el miedo chorreando mocos. En cámara lenta hasta las patadas suenan a pétalos de rosa. Pero de repente ven que el aura del atardecer se nubla con tinte rojizo y, se dan cuenta de que fueron en contra de la voluntad de los Dioses. De hecho, tras hacerlo E mira el resultado y le dice a G, “hemos devastado esta tierra… ¿Qué le diremos a los Dioses cuando regresemos?”
Antes de soltar las palabras las enreda.
De hecho se sabía el folleto de memoria.
Pero G lo niega, diciendo que el ser humano es pasajero y, por tanto, debe hacerse de un nombre con sus hazañas mientras viva, atrapado entre el 16 de marzo y las 3:15.
“¿A dónde vas, Gilgamesh?
La vida que tú buscas
nunca la encontrarás”
Tablilla X, columna 1
¡PUM!
De repente suena en mi ordenador una de mis diez favoritas, Hocus Pocus del grupo holandés Focus. La genial obra escrita por el tecladista, flautista y vocalista Thijs van Leer y el guitarrista Jan Akkerman, fue grabada y lanzada en 1971 como la canción de apertura del álbum. Hocus Pocus tiene la forma de un rondó, un alucinante viaje que consiste en alternar entre un potente riff de acordes de rock con solos de batería cortos y luego versos solistas variados todos interpretados por la increíble voz de Thijs van Leer, que incluyen yodeling, interpretación de órgano, acordeón, canto secta, riffs de flauta y silbidos. Van Leer en su máxima expresión, dando una amplia demostración de sus capacidades con la voz y su paso por el conservatorio, donde, además de flauta, estudió piano, órgano, composición y arreglo orquestal. Poco como esa.
"No eres más que un brasero que se apaga con el frío;
una puerta trasera que no detiene la ráfaga ni el huracán;
¡Calzado que oprime el pie de su propietario!
¿A cuál amante amaste siempre?"
Sosteniendo la madurez con los andamios habituales, en la armería, ambos ordenaron un equipo de instrumentos de combate, sus hachas y espadas debían pesar siete talentos y su faja, un talento. El consejo de ancianos declara tener dudas sobre el significado de la expedición, pero al final sus representantes de la Comisión de Abastos ceden ante la insistencia de su rey y bendicen a los viajeros con tuza y agua bendita. Ninsun consulta el oráculo antes de la partida. Realiza las abluciones rituales, se pone sus joyas más valiosas, camina por el techo del templo y le reza al Dios Sol Shamash para que proteja a su hijo durante el día y lo ponga bajo el amparo de las estrellas durante la noche. Los ahora compañeros se acercan al Líbano con pasos gigantescos. La última frontera, sin reparar en gastos. En sólo tres días recorren un trayecto que normalmente tomaría un mes y medio en completarse. Durante la caminata, G sube varias veces una montaña, hace una ofrenda de harina y se sienta a dormir en la casa de ensueño, construida por E. Por primera vez sueña que la montaña se estrella contra él y un rey radiante lo saca de debajo de ella. E es optimista, la montaña representa a Humbaba y el salvador del rey G es Shamash. La noche le había llegado con más prisa que la muerte. Pero G tiene otros cuatro sueños horribles que desaniman a los dos. Shamash se impacienta. Desde el cielo grita que Humbaba se ha quitado seis de sus siete mantos protectores y exige a los dos que ataquen de inmediato. Con la adrenalina tomando el control cancelando el miedo del día. Asombrados, G y E están frente a los cedros inconcebiblemente altos. Frente a la montaña de los cedros está la morada de los Dioses.
“Son tus manos las cadenas,
hay que bonito presidio
para sufrir yo mi condena”
Bulería
Como ya no hay seriedad en este mundo, la perspectiva no es buena cuando los secuaces finalmente llegan ante Humbaba, -esmirriado de edad indeterminada y menos dientes que la Sofi,- el guarda de los árboles, el monstruo comienza a ofenderlos con palabras soeces elevadas con mucha facilidad de palabra. Esta vez, G es quien está asustado, pero después de algunas palabras valientes de E se desató la batalla. Con su cólera separa las montañas Sirara del Líbano. Finalmente Shamash envía sus Trece Vientos para ayudar a los dos héroes, Humbaba es puesto espaldas planas y le ruega a G por su vida y él se compadece, pero E -con su 98.5% de ADN de chimpancé,- se encabrita y le pide que mate a la bestia. Humbaba se vuelve a G y le pide que convenza a su amigo de perdonarle la vida ofreciéndoles unos árboles para que hagan fogatas para calentar la cena. Cuando E repite la petición a G, Humbaba los maldice por todo lo bajo con todo el odio posible en esos casos. Los héroes cortan un enorme árbol, E hace con él una gran puerta para los Dioses y la echa al río. Humbaba con una mirada tan gruesa que hace daño, aparece e insulta a E, llamándolo “engendro de una tortuga que no bebió leche materna.” Al mismo tiempo, pisa el suelo con tanta fuerza que la tierra se divide y se apila para formar montañas. Caen rocas sobre los dos amigos, que se lo huelen pues ven una muestra de poder, hasta que Shamash envía una gran tormenta con trece vientos. Ahora Humbaba con ojos de animal nocturno está indefenso ante las armas de G y le ruega y luego a E que le perdonen la vida. Es en vano. Todo está estudiado, milimétrico, para hacerle mella como a subordinado. Entonces, Humbaba se incorpora una vez más y los maldice vociferando:
“¡No llegarán a viejos ninguno de los dos cerotes”
Esas son las últimas palabras que le salieron del cogote, antes de que G le corte el pescuezo con la espada y E le arranque los pulmones. Al final, G muy encabronado bota los árboles. De un cedro particularmente alto, hacen una puerta para el templo de Nippur. Construyen una balsa, ponen la puerta encima y la transportan a la ciudad por el río Éufrates. En un campamento cerca de la ciudad, unos pastores le ofrecen a E pan y cerveza. Después de la desconfianza inicial, se bebe tres jarras. Se siente mareado y liberado y empieza a cantar en voz alta que le maten pollo. Al día siguiente, un hombre en camino a una boda le chismosea:
-Fijate que G quiere ejercer su derecho de ser el primero en acostarse con tu novia.
Así lo sentenció Ch. Darwin: “la vida es la lucha por la sobrevivencia.”
¡Vamos! Concéntrense
Ya no hay educación pues tras la batalla contra Humbaba que tenía la cara picada de viruela, cuando G se desguachipa quitándose los calzones con alamares izquierdos y, se está lavando los rastros de la lucha, la Diosa Ishtar -abundante de carnes, que come como una leona preñada,- lo ve desnudo y le ve con atención el lugar donde nace la voluntad en sus partes sobeteables, pues su cuestión no era diminuta e insustancial,- le pica poray y lo desea como anacates en enero. Le toca mucho las gónadas pero no es momento para decisiones testiculares. Como salida del horno. Pero ¿qué es un hombre si no cumple con su palabra? G, con la temible bravura del agua mansa desde todas las perspectivas posibles y, que nunca tuvo papeles secundarios pues siempre fue la estrella protagonista de las putas parodias, se lavó el cabello enmarañado, se vistió con ropa limpia, calzoncillo pulcro y se puso su corona. Entonces, la Diosa Ishtar se da cuenta de su belleza y, con resignación cristiana le advierte y le susurra, como que fuera un diálogo entre Martin Seligman y Shirley Zussman o Masters & Jhonson:
-No te vistas porque no te vas, te venís.
- Casáte conmigo, te prometo riquezas y poder.
--Sí. Casate conmigo y te prometo sexo sicalíptico todos los días a toda hora.
-Te doy carros de oro.
-Un tu Iphone 18 PRO y todas las riquezas imaginables habidas y por haber, así como múltiples partos de tus cabras y ovejas, así como que tus gallinas pongan muchos huevitos.
Eso le tronó como nueces metidas en un calcetín girando en el aire.
Hasta se mojó en los pantalones.
Y todo porque no se debe besar en la primera cita.
Él pensativo, ella expectante por donde se agarra a la coneja.
Hace una pausa cargada de significado.
Pero Ishtar es la Diosa de la guerra y el amor, del sexo y la violencia, y una propuesta de matrimonio de ella es un asunto riesgoso y muy, muy peligroso -sus amantes previos han tenido finales terribles- así que G -que como todos anhelaba el incienso,- a pesar de su lujuria intrínseca la rechaza sin piedad, como se rechaza un canasto con nances hediondos, pues no es lo mismo Los Tres Mosqueteros que Veinte Años Después. Se arremangó la camisa y la mente también, lo que no es tan bueno para la salud. Así que finalmente no se llegó a nada entre las partes. A él porque no le sale de ahí.
Pero lo hizo con más miedo que un vegano en una parrillada.
La dejó desparramada chiflando en la loma. Y le sacó la lengua con las connotaciones sexuales obvias.
La piel de las ratas sólo a ellas les sirve.
El tiempo pasaba y el viento se llevaba las nubes y el olor a mico.
Un triángulo isósceles le habría despojado de significado a su vida.
Habiendo tenido tantas mujeres nuevas sin usar con anterioridad, G ha rechazado las insinuaciones de ayuntarse nada menos que la diosa Ishtar porque ella ha tenido antes otros amantes tales como Dumuzi y Chamuizi al mismo tiempo.
Primero se prueba, luego se confía, porque lo que se dice en público se calla en privado o algo así. Habría que detener el mundo con los hechos.
Primero hay que darle suavecito por el muslo antes de rechazar.
Sí, la limonada sabe igual en cualquier vaso.
Y antes de aceptar la propuesta prefería colgarse de una rama.
Pero G repleto de malos sueños era una verdadera mierda y, como estilita empurrado la rechaza y la insulta con improperios de lujo de acuerdo a su rango, con burla sornica, porque él tenía a todas las mujeres casanderas sin estrenar, pues daba cuernos gratis prenupciales y les daba chipilín. Las chingasteaba y las furulaba hasta con el sapito garganteado. Ellas con mucho que perder y pocas ganas de perderlo y, así se empezó a enlodar los pies. Así era su cópula real imperial y no necesitaba más.
Pensaba, esa pájara no es para mi comal.
Los corneados se ausentaban con la barbilla pegada al pecho, pensando que no tenían tarjeta de crédito.
Con una película estaría hecho.
Pero los rayos sí caen dos y hasta tres veces en el mismo sitio, así que Ishtar en un raro momento de resistencia a lo irresistible con sus dramáticos rasgos, echa espuma por la boca de la pura rabia que tan oscuro acontecimiento de culo le esté sucediendo a ella, a ella, picándole la entrepierna y queriendo esmagarle los huevos a G. Despechada, -pero ancha de caderas,- por tan fea situación, dolida por tan desagradable caso rechacístico, enfurecida, -salpicando como un niño que mea sobre una roca plana,- le pide a su padre, el Dios del Cielo y Rey de los Dioses, Anu, que envíe a un gran monstruo a la Tierra a matar a G y de paso destruir a E, -pues eran secuaces y la vida está hecha de pactos,- para vengar el rechazo de culo. Me cago en mi vida.
Y la mirada le quedó en blanco folio, pues no hay mayor mancilla que le pateen la morcilla.
E tiene la constitución de un armario y sus piernas fibrosas, pero algún día conocerá a Cristo y lo meterá en su corazón, si es que cabe.
Era como quedarse en un cuadro.
Aunque debe ser una broma.
Bien lo afirmó Tito Livio, “la multitud es como el mar, es por sí misma inmóvil, según sean los vientos que la conmueven.”
Fue como darse con un canto en los dientes cuando Anu rehúsa, así que Ishtar ese martes 2 de mayo a las 3:15 am, amenaza con levantar a los muertos de sus tumbas y atacar con ese ejército a los vivos. Entonces Anu de ver tantas películas en Netflix levanta las manos sin que se lo pida como buen ciudadano que sabe comportarse en sociedad, pero con más miedo que ver el diseño del diablo, teme y no le queda otra alternativa que aflojar.
El Toro del Cielo es una plaga para las tierras y los cultivos, pues la criaturita tiene relación con la sequía, porque el agua desaparece por artes que sólo él conoce y la vegetación y cultivos se secan cuando él pasa. Anu le da la guía y ella conduce al Toro del Cielo a la Tierra que tenía que asomar la cabeza en cualquier momento. Es un animal feroz, que elimina todo a su paso. De inmediato en un tronar de dedos, el bosque se seca, el nivel del agua del río Eufrates desciende amenazadoramente y el resoplido del enorme animal produce pozos tan profundos que doscientos jóvenes de Uruk caen en él y mueren. Pero E -el bola de pelos, que no era la bombilla más brillante de la lámpara y, de sutura sagital inexistente,- sólo se hunde hasta debajo de la cintura porque aunque era un despechado, era ancho de caderas como Ishtar. Salta fuera y somete al Toro del Cielo por los cuernos y lo tiene bien agarrado de las criadillas, seguro pero vulnerable, -como sabía que era imposible, lo hizo,- que arroja espuma y le lanza estiércol con la cola como hacen los hipopótamos, para embarrarlo y que lo suelte, en una distensión óptica. E piensa: -“no me enojo porque me encojo,” coge al animal por la cola y pone su pie en sus cuartos traseros, mientras G lo mata cortándole el pescuezo, como uno de los machetes de Robert Rodríguez. Se lo corta con precisión de forense. Caminando como quien no tiene ninguna preocupación clavándole los ojos en el cogote le dió un tiro directo a la yugular y le chingó la tarde. Le arrancan el corazón y se lo ofrendan a Shamash.
Sólo quien ha saboreado el filo del acero sabe lo dulce y dramático que resulta.
Eso no entraba en el plan cargando un sanbenito.
Como quiera que sea, G y E, esta vez sin ayuda divina lo derrotaron. Cuando oyen a Ishtar llorar y furiosa, los maldice con el odio más caliente que se aconseja en esos casos, así que E separa el cuarto trasero izquierdo del toro y se lo arroja al rostro para amedrentarla. La ciudad de Uruk celebra, pero E tiene una pesadilla.
la plática le cayó como media arroba de escombros en los omóplatos.mira todo color sepia. Fue como machucar una mina antipersona.
Quedó más jodida que apesadumbrada. Así lo sentenció Ponzano, “hay que reír mientras se siga con vida, después es más difícil.”
Una vez más, con su victoria, los héroes ofenden a los Dioses. A sus ojos, es un acto de arrogancia suprema aunque vuelven en una pieza, echándole la culpa al lucero de la mañana y a las cabras que no dan leche.
Es heróico no dimitir del sufrimiento aunque sea arrastrando el espíritu por el suelo.
En el juego de la vida iban perdiendo por goliza.
Eso manda un mensaje más complejo.
Los sueños no se cumplen, se roncan.
Lo ven corto como un puto tik tok.
"Porque el Toro del Cielo mataron, y a Humbaba mataron;
por consiguiente dijo Anu,
uno de ellos, aquel que taló los montes del cedro, debe morir
"¡Luchen entre sí, para que Uruk conozca la paz!"
“Vamos, amigo mío,
¡avanzaremos juntos!
¡Prepárate para la lucha,
no pienses en la muerte,
busca la vida!”
En la noche, E se despierta de un sueño terrible en que la asamblea de Dioses los condenó a él y a G por haber matado a Humbaba y al Toro del Cielo, y lo peor es que la resurrección no se había inventado todavía en el proyecto Lazarus. Así que si pasas por el infierno no te quedes a tomar fotos. Pero Enil, el rey de los Dioses, determina que solo E que era el pelo en la sopa, debe morir porque no es de sangre real y, este maldice la puerta que donó a los Dioses de humor deprimente, que ahora tramitan su extinción en el Registro de la Propiedad Inmueble y el Renap. Él era la cabeza de turco. Realmente era un terremoto con patas. Ante tan infausto acontecimiento de aristas redondas, G intenta tranquilizarlo con azuzamiento y, le promete orar un rosario a los Dioses y sacrificar una estatua de oro de E para que lo perdonen. Pero tampoco el perdón había sido inventado y hasta el día de hoy. Ya su amigo se había dado por vencido, no tenía sentido luchar contra el destino con la carta marcada. Ahora maldice al cazador y a Shamhat, que lo arrancaron de la comunidad de animales. Shamash hace reflexionar al iracundo:
-¿No te di como la prostituta que soy una cerveza y te vestí con ropas nobles?
-¿Y no te ofreció Gilgamesh un lecho de honor?
Ella era toda una situación sobándose la zona preventiva. Ahora entiendo que no todo cristiano se asoma a los dos lados de la cerca. Indicativo de la secretividad del asunto.
Sus palabras hablarán con sangre.
Desafortunadamente la vida eterna nunca ha sido inventada.
Y está bien que un ser salvaje extrañe su hogar.
No estaba escrito en la Enciclopedia Salvat.
La conclusión política queda fuera, no hay espera, y por si fuera poco se la trae al pairo, pues no se andaba con chiquitas.
“Cuando te toca ni aunque te quites,
y cuando no te toca aunque te pongas”
Dicho mexicano
Como cada olla sabe su caldo y negando hasta el aire que respiran buscan que los maten o tal vez buscan comprender las cosas, pues juntos dieron muerte al gigante Humbaba y al Toro del Cielo -aunque no pensaban hacer un ataque frontal,- y, además G -que no comía piña porque estaba encima de la niña,- rechaza el amor de la Diosa Inanna, que así también es llamada Ishtar, que era más alta que la Brilinta la vaca más grande de la finca. Y todo porque ya estaba muy usada. Doce días después, E -que no ha dormido ni media hora de ocho minutos,- llama a G con tono de jalea de fresa y, se queja de su final sin gloria. Y la olla se la suda.
Es como jugar ouija en el cementerio a media noche y sin luna, asustando un poco el miedo.
En el sueño de E, los Dioses piensan que alguien debe de pagar la factura por la muerte del Toro del Cielo y de Humbaba y echándolo a tin marín, deciden hacer pagar a E porque es el más feo, pero esto va contra del deseo de Shamash. E le cuenta eso a G y maldice la puerta que hizo para los Dioses y que de todos modos no les servía para nada porque no había un marco en el cielo para ponerla. La rabia lo espolea. G está consternado y compungido, va al templo a rezarle a Shamash y a la Virgen de la Salvación por la reconciliación y la salud mental de su amigo. E comienza a lamentarse de Shamash porque ahora se arrepiente y maldice el día en que lo convirtió en humano, él hubiera preferido seguir siendo rana. Shamash les habla desde el cielo a través de su micrófono celestial y les hace ver cuán injusto es y, les dice que G se convertirá en una sombra de su antiguo ser debido a su muerte. E se retracta de lo dicho y bendice a Shamhat, pero tarde pió. Enferma cada vez más de pilisme y, moribundo, describe el inframundo que es muy cabrón, desorbitado e inefablemente obtuso. G se lamenta por E y ofrece regalos, ofrendas, diezmos y primicias en cantidades obscenas a los Dioses para que caminen al lado de E en el más allá que ha de estar en algún lado porque ni el Waze sabe dónde está y, pues fue el castigo a estos actos de impiedad. Si iba a morir no había tiempo para vergüenzas a dos tiempos con sensación amarga y pegajosa y, se quedó con la percepción de domingo por la tarde siendo martes y, la dignidad ligeramente artrítica. Así los Dioses hacen que E muera en plena juventud revolcándose en el lecho cenagoso en el pozo de la desesperación, ahogándose de fluidos. Pensó salvarse estando en el patíbulo, pero eso sería como exprimir una piedra para sacarle jugo de naranja. Debut y despedida. Se había ausentado desapasionadamente un instante de su propio entierro.
No estaba felíz, pero estaba en paz. Pero sí estaba bastante lucas.
A las piñatas hay que darles con un palo.
Sí, el rojo es un color peligroso.
Lo quebraron y ya no lo podían reparar de nuevo.
Le habían alineado el cigüeñal.
Así es la ley del monte.
El otro murió y él quedó malherido por dentro. Como no miraba el panorama completo en su vida cutre y, devastado por la muerte de E, G con cara de vinagreta, -pero con tiempo será invencible,- está inconsolable y se sume en un dolor sin límites, hecho un manojo de llanto con el agua escurriéndole por las esquinas de los ojos y, no permite que lo entierren, ordenando que lo hagan "hasta que un gusano caiga de su nariz". Hoy su tono es neutro y lúgubre sin llegar a ser pesado, aséptico pero acerado.
Había construido sobre cimientos de cristal.
No estaba loco, estaba hasta los huevos.
Pensaba que cuando se tiene un hermano, se tiene cubiertas las espaldas. Finalmente, se da cuenta que debe seguir adelante pues no hay para doble, le hace un grandioso funeral y empieza a pensar en sí mismo y su mortalidad.
Lo suyo era de récord.
Y como dijo el sargento Genovevo Garza:
“¡no hay peor castigo pa´ un valiente que morirse entre cobardes!”
Le dieron con todo y en la madre. Mandó construir una tumba magnífica para su amigo, a la que provee con costosas ofrendas. Para protegerla de los ladrones de tumbas del Petén, se desvía el Éufrates y la tumba se coloca en el lecho del río que luego se hace correr de nuevo. G lleva el cabello amarrado en señal de luto y vestido con la piel de un león, con una marca violácea bajo los párpados inferiores. Con ansiedad, angustia, inquietud, insomnio, incomodidad, moscas, calor, frío, hambre, pero con poder y control y con cara de acelga hervida. Todos lo miran y voltean con la sincronización de una familia de macacos. Pues sí, todo arde cuando el fuego es el adecuado.
Un coyote no puede ser feliz sin una gallina entre los colmillos
Ya lo escribió Milan Kundera en “la insoportable levedad del ser,” pues el escaneo de Gilgamesh dice sin temor a equivocarse después de haber pasado la prueba del polígrafo, que es extremadamente egoísta y arrogante, creyendo que es el único potentado y el único rey del mundo incluso muchos milenios después de su muerte, pues no puede reconocer la autoridad de nadie, incluso la de otros reyes, y en especial la de los Dioses. Era fuera de cuentos un semidiós, dos terceras partes de Dios y una de humano, lo que le dio el poder de los primeros y las flaquezas de los segundos y, que vivió una vida excepcionalmente larga que ni Matusalén y, en la lista de los reyes sumerios tiene un registro de 126 años y que además tenía fuerza sobrehumana. Es un rey cruel cuyas ambiciones no conocen límites, pues no está satisfecho con la hermosa ciudad que ha construido y ve a su gente como la mercancías que puede explotar, buscando de qué cuero salen más correas. Sólo después de conocer a Enkidu, a quien considera un igual, puede experimentar el desarrollo de su carácter. Él era físicamente hermoso, inmensamente fuerte y muy sabio. Aunque era divino en cuerpo y mente, comenzó su reinado como un déspota cruel. Se montó sobre sus súbditos, ayuntándose con cualquier mujer que se le ocurriera, ya fuera la esposa de uno de sus guerreros o la hija de un noble o campesina, no discriminaba. Vive en su palacio rodeado de concubinas pero siente debilidad por la bella y valerosa Shamhat y le pide a que le busque alguien capaz de desafiarlo pues su orgullo e indecisión con su arrogante hedonismo lleva a los Dioses a castigarlo enviando a Enkidu y, su amistad y la posterior muerte le muestran que incluso las mayores hazañas heroicas no pueden trascender la mortalidad. Su segundo viaje hacia la inmortalidad puede ser un poco menos destructivo, pero también es por medios completamente egoístas pues abandona una vez más su reino para intentar volverse inmortal. Claro que es valiente y hace un montón de cosas impresionantes, pero finalmente fracasa, incluso en su propia tarea egoísta. Posee habilidades menores en la transmutación de la materia, puede crear ilusiones, posee una resistencia ilimitada y sobrehumana cuando fabrica a mano su propia armadura de batalla.
No era de concurso, no se me aloquen.
Un poder más allá de la carne. Eso sí.
Estuvo pasando por un puente colgante y entre más caminaba más se tambaleaba.
Singular vademecum.
“La guerra es 90% aburrimiento y 10% sufrimiento”
¿Y ahora qué?
¿Por qué no sale el 7?
Sólo para que todos estemos en la misma página.
Eso decía el contexto con anacronismo pues era un arquetipo señorial de la época.
Le apuntaron en la cuenta todas las desgracias que dejó.
Él pensaba que todos eran una recua de hijos de la gran puta como que sufriera un ictus monzónico.
En la geometría del caos queriendo empujar los límites pues no había consuelo posible.
Con carnalidad literaria e hiperventilación didáctica siendo particularmente violento, se da cuenta de que él ha vendido cabras más grandes, cuando de repente en la orilla del mar aparece -como una filtración del futuro en el presente próximo pasado,- en escena la galanota de la tabernera Siduri con figura de maniquí de playboybolesco con su rugosidad poco atractiva, pero ardiente como brasa y buqué desertando del mundo, ve a G deambulando por ahí con sus calzones con alamares izquierdos y, temerosa pues sus miradas le son provocación, cierra su puerta con doble llave, pasador y tranca y, se sube al techo porque sabía de sus mañas con las mujeres y, para que no le vea los calzones se los quita, pero para que no tenga miedo, éste le dice:
-Te voy a contar desde aquí abajo mis hazañas y las de E.
Desmayarse es delicioso, conservando mi derecho a reír.
Pero Siduri no confía en él con esa cara libidinosa y ojos ardientes. Entonces para apaciguarla le narra la muerte de su amigo. Cuenta cómo lo amó y lloró por él y cómo, de repente, sintió un inmenso temor por el fin de su propia vida.
Ella piensa: -a éste ya se le volteó la tortilla.
-Siduri qué camino me puede llevar con Utnapishtim.
- Mirá, yo como la tabernera que soy no te aconsejo el viaje, pues nadie a excepción de Shamash, ha cruzado nunca el Mar de Juncos, porque los Dioses matan a la gente que lo quiere cruzar y no tendría sentido huir.
-¿Y qué puedo hacer? Aconsejáme por vida tuya.
-Pues fijate que hay alguien que puede echarte una manita, así que te remito con el barquero Urshanabi, que está junto con los Hombres de Piedra en los árboles del bosque, que son parte del método para mover barcos en aguas poco profundas, arrojando el ancla de piedra y luego tirando del barco y así se van moviendo, pero son buenos para atacar y no para defender,.
Así que se encamina a buscarlo, pero en un acto de cólera súbita en un mal visto ataque de furia e ira espontánea, destruye los amuletos de piedra que Urshanabi guarda con él y G con su narcolepsia característica los considera hostiles y sin decir agua va los mata a sangre caliente con su espada de acero valyrio y, echa mano a su lóbulo prefrontal para borrar el recuerdo y que el hipocampo elimine esa memoria reciente. Era un peón en un juego perverso intentando enfrentarlos. G en su lucha sin sentido vence al barquero, destroza a sus asistentes y los arroja al río. Un error de culo, como pronto lo comprueba, porque los Hombres de Piedra son los únicos capaces de cruzar las Aguas de la Muerte.
-Por vida tuya echame una manita porfa.
Y le echa todo el cuento de su historia.
-Y cómo jodidos querés que te ayude si justamente has matado a las únicas criaturas capaces de cruzar las Aguas de la Muerte, aguas que no deben ser tocadas. Si serás mula.
-Así que ahora debes talar 300 árboles para construir 120 remos de 30 metros de largo para atravesar el agua. Los muertos dicen la verdad
-Recordá bien que sólo podés usar uno cada vez para remar.
-Así que cuando uses la última, poné tu ropa como vela, incluídos tus calzones con alamares izquierdos y así llegarás a la otra orilla.
La valentía se demuestra, pero el miedo paraliza
Con la sentencia con fecha de caducidad, G procura evitar el destino de E y emprende el peligroso viaje -que era una tarea titánica,- hasta los confines de la Tierra. Vaga por la estepa hasta que se encuentra frente a las montañas gemelas, la frontera con el fin del mundo. Dos Hombres Escorpión con cabeza, torso y brazos de hombre y cuerpo de escorpión, vigilan la entrada y, que también eran conocidos como aqrabuamelu o girtablilu, que fueron creados por Tiamat para librar la guerra contra los Dioses menores con un ejército de superseres. Eran los guardianes del Reino de las Tinieblas, al que se accede por un valle dominado por dos grandes cimas y la puerta natural vigilada por ellos. En su papel de guardianes de puertas un hombre escorpión es el encargado de abrir la Puerta del Cielo para que el Dios Shamash el Sol, salga para viajar a primera hora de la mañana y por la tarde se encargan de cerrarla tras el regreso del Dios de su paseo diario. Eran seres poderosos, que llenan de terror a quien los contemplaba y cuya mirada era la muerte. Pero como buenos cristianos le preguntan:
-¿Por qué tomaste la ruta fatigosa? y les responde:
-Estoy buscando a mi antepasado, Utnapishtim y a su esposa, los únicos seres humanos que sobrevivieron "la gran inundación" del Diluvio Universal y a quienes les fue concedida la inmortalidad por los Dioses, la cual pretendo alcanzar, pues quiero aprender a vencer a la muerte.
Los Hombres Escorpión se sorprenden hasta la bisectriz pues nadie antes de G se aventuró por la montaña, porque a lo largo de un tramo de doce leguas hay una completa oscuridad, pero después de haberlo discutido por largo rato lo dejan pasar otorgándole la visa respectiva. En la oscura claridad, está a punto de guacaliar dándose por vencido, pero después de doce leguas de repente hay claridad. Porque establecido está que después de la oscuridad viene la luz al pagarle la factura a la Eegsa. Divisa un bosque, de cuyos árboles cuelgan piedras preciosas. A lo largo del camino pasa las dos montañas desde donde el Dios Sol Shamash se levanta, custodiadas por dos Hombres Escorpión que le permiten seguir después de pagar el respectivo peaje en la garita de la VAS, de Q15.25. Viaja a través de la oscuridad, -con muchas cosas que observar,- por donde el Sol viaja cada noche y justo antes de que el Sol se lo encuentre, llega al final. La tierra al final del túnel, es un lugar maravilloso, lleno de árboles cuyas hojas son joyas. Cosas útiles para observar el mundo. Y así fue. Es por eso que se embarca en un vasto viaje, siguiendo el sendero del Sol y sobre las Aguas de la Muerte, en busca del hombre que sobrevivió el diluvio y descubrió el secreto de la inmortalidad, Utnapishtim, que siempre creía que eran mejor los abrazos que los balazos.
Finalmente llegan a la isla de Utnapishtim, quien nota algo raro en el barco y pregunta a G al respecto y, éste le cuenta lo ocurrido y le pide ayuda, pero Utnapishtim le reprende porque combatir el destino de los humanos es inútil y arruina la alegría de la vida. Es una evidencia útil para el que aprenda a mirar en ella. Lo que él amaba a los otros les aterraba. Y como malprieto con pespuntes G sostiene que Utnapishtim no es diferente de él y le pregunta por su historia y por qué él tiene un destino diferente. Entonces decide que le va a contar sobre la gran inundación. Su historia es un compendio de la historia de Atrahasis, salvo las diez plagas enviadas por los Dioses.